Hace unos meses, Alejandro Murat presumía de haber recibido un reconocimiento por parte de las organizaciones civiles “Alto al secuestro” y la comisión “Comisión unidos contra la trata”; derivado de las acciones, ha implementado, en materia del combate a estos delitos, el decremento en el número de secuestros en la entidad durante el primer bimestre de 2019 que, al compararlo con las cifras del mismo lapso en 2018, fue de 1 víctima.
El gobierno estatal insiste en que, mientras la estadística coloque a Oaxaca en el lugar 16 o 17 a nivel nacional en materia de inseguridad, la entidad está bien; nos dicen que no debemos preocuparnos, es más, que en Oaxaca no pasa nada. Sin embargo, lo que el gobierno no dice es que el número de homicidios dolosos se ha incrementado durante el sexenio de Alejandro Murat. En 2015 se reportaron 225 víctimas; para 2016, la cifra fue de 847; 2017, cerró con un saldo de 961 víctimas y 2018, con 1172; durante los primeros dos meses de 2019, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reportaba 162 homicidios dolosos.
Ante este panorama, resulta insultante que el Gobernador y el Secretario de Seguridad Pública insistan en que la entidad se encuentra en paz, aunque el Fiscal del Estado, Rubén Vasconcelos, asegura que durante 2018 se dictaron 216 sentencias condenatorias, la cifra por sí misma no dice nada, no nos habla del debido proceso, mucho menos, del total de víctimas que recibieron justicia y, si estas cifras se dan a conocer con el afán de tranquilizar a la sociedad, el objetivo puede no cumplirse porque, mientras el gobierno estatal intenta minimizar las cifras del Secretariado, la sociedad vive con miedo; a la persona de a pie, no le importa si Alejandro Murat recibe premios o condecoraciones, mucho menos si hay 216 sentencias condenatorias; a quienes vivimos el Oaxaca, realmente el crimen nos acecha, nos castiga, nos hiere, nos mata.
Oaxaca no está en paz, Oaxaca es una víctima más de la inseguridad que carcome las entrañas del país; manipular o intentar restarle importancia a las estadísticas, es absurdo. Si comparando el número de homicidios que se ejecutan en Oaxaca con las cifras de entidades como Baja California, Guerrero o Guanajuato, pareciera que no nos va “tan mal”, preguntémonos, ¿esos son los estándares?, ¿es lo único a lo que podemos aspirar? debemos conformarnos con ser el lugar 16 en la tabla?, ¿no podemos esperar una política pública integral de combate al crimen? o mejor aún, ¿no podemos tener un gobierno que en vez de negar el problema, lo solucione?
No sé usted, pero para mí, no es un consuelo que Oaxaca todavía no llegue a las cifras de delitos que poseen entidades que viven bajo el azote del crimen organizado; tampoco me conmueve que el Gobernador reciba reconocimientos, porque quienes padecen y viven la inseguridad, no son los funcionarios de primer nivel, no es Raymundo Tuñón, Rubén Vasconcelos, José Manuel Vera Salinas y mucho menos, Alejandro Murat; es usted.
A quien asaltan, a quien extorsionan, a quien matan, a quien amenazan, a quien golpean, es a usted. Y usted… ¿cree que es correcto negar lo evidente?
Elizabeth Castro