La participación de las mujeres en la vida pública del país es indispensable para el desarrollo y la construcción de la democracia, tener más mujeres en los puestos de representación popular y ahora, en los tres órdenes de gobierno, gracias a la reforma aprobada el mes pasado por el Congreso de la Unión, nos permitirá avanzar hacia la consolidación de gobiernos más plurales y representativos; sin embargo, también nos enfrentará a nuevos retos.
La ley por sí misma no generará cambios en la idiosincrasia de quienes nos gobiernan y representan, aunque estimulará la integración de más mujeres, esto no garantiza que quienes se dedican a la política accedan a los espacios, la lucha tendrá -también- que hacerse desde la sociedad civil y las militantes de los partidos políticos, quienes deberán exigir contiendas y procesos de selección más equitativos y el reconocimiento a sus trayectorias, perfiles y habilidades.
Mujeres hay y muchas; basta con acercarse a las colonias para conocer a las líderes que durante años se han dedicado a realizar activismo en favor de sus partidos y candidatos (sí, en masculino) y, con recordar la campaña de Alejandro Murat a la gobernatura, la cual fue impulsada desde 2015 por Ivette Morán y la Fundación AMO; basta con ver las fotografías de los actos de campaña en que cientos de mujeres acudían a levantar el brazo del candidato y a ponerle collares de flores mientras lo acompañaban en sus recorridos por el Estado.
Y, aunque las mujeres fueron motor de la campaña, organizaron porras, reuniones, foros e incluso lograron colocar en la agenda de Alejandro Murat la creación de la Secretaría de la Mujer, nada les permitió integrarse en términos equitativos o paritarios al gabinete, es más, ni Mariana Benítez, que fue una de las mujeres más visibles durante la campaña, logró hacerse de un espacio en el gobierno del Estado. Ahora, cabe preguntarse ¿Cuántas de las mujeres que trabajaron en la campaña de Alejandro Murat están hoy en el gabinete? ¿Cuántas pudieron acceder a un espacio dentro del gobierno del Estado? ¿Cuántas siguen esperando su tiempo?
La respuesta que las mujeres reciben cuando quieren acceder a espacios en la vida pública, sigue siendo “no”, sin importar los años que tengan militando en un partido político, la calidad de su trabajo o el tiempo, dinero y esfuerzo que inviertan en las campañas; el acceso a los espacios de toma de decisiones, sigue condicionado a la voluntad de quienes controlan la vida política del Estado, a ellos parece no convencerlos ni la ley, ni los argumentos de quienes claman, desde la marginación, que es tiempo de las mujeres.
Mientras los espacios sigan controlados por hombres que se niegan a abandonar sus cuotas de poder e incluso, mujeres que ven en las otras competencia y no acompañamiento, el acceso seguirá siendo limitado y responderá a intereses particulares donde, quienes lleguen, pueden ser sólo cómplices del sistema que nos violenta y dificulta el ejercicio de nuestros derechos.
La reforma es innovadora y, sin duda, obligará a que más mujeres estén donde siempre han tenido que estar: tomando decisiones, participando activamente en las instituciones y demostrando que sí, es tiempo de las mujeres.
Este mes se cumple un año desde el asesinato de María del Sol, desde aquí y siempre, sigo pidiendo #JusticiaParaSol
Por Elizabeth Pérez Castro