En 1994 Rosario Robles se había convertido en Diputada Federal por la vía plurinominal gracias a una candidatura que le fue otorgada por el PRD; en aquella época, usó la tribuna para denunciar la precaria situación en que el país se encontraba tras el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, mujer de izquierda, maoísta, líder, fundadora del PRD, aliada de Cuauhtémoc Cárdenas… ¿Quién diría que veinticuatro años después le tocaría a ella ser la acusada?
En 2012, Enrique Peña Nieto presentó a Rosario Robles Berlanga como Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL) al parecer, entre todas las priistas, el Presidente no encontró una sola que fuera digna o capaz de manejar la política social del país… y así, la ex perredista quien había renunciado a su militancia en 2004, pasó a ocuparse de una de las políticas públicas más ambiciosas del sexenio: La Cruzada Nacional Contra el Hambre.
Durante casi tres años, Robles Berlanga se mantuvo al frente de la SEDESOL, en 2015 fue nombrada Titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) y en 2017 Animal Político y Mexicanos Unidos Contra la Corrupción y la Impunidad publicaron la investigación periodística “La Estafa Maestra”; de acuerdo con los datos presentados entre 2013 y 2014, la SEDESOL hizo 10 convenios con universidades del Estado de México y Morelos que, a su vez, contrataron 20 empresas, de las cuales 19 resultaron ilegales generando un desvío de 2 mil 224 millones de pesos.
En septiembre de 2018, el periódico REFORMA reportó que entre diciembre de 2014 y diciembre de 2017, mientras Rosario Robles se encontraba al frente de la SEDESOL y SEDATU respectivamente, 700 millones de pesos asignados a dichas secretarías habían sido transferidos en efectivo a diez domicilios, tres de los cuales no existen.
Pero ni el reportaje, ni los informes de la Auditoria Superior de la Federación inmutaron a Rosario Robles. El 11 de septiembre de 2018 la Secretaria sentenció: “A mí que se me investigue hasta por debajo de las piedras”, inmutable, intocable, “chivo expiatorio”, diría días después Andrés Manuel López Obrador.
El 16 de octubre de 2018, durante su comparecencia ante el Congreso de la Unión, Rosario Robles fue cuestionada por el desvío de recursos, por los millones en efectivo que hoy no aparecen, por la Cruzada Nacional Contra El Hambre que, de acuerdo con el CONEVAL, fue infructuosa por contratar servicios de empresas fantasmas a través de Universidades, de Radio y Televisión de Hidalgo, de la Televisora de Hermosillo y del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social.
Ninguna de estas acusaciones obtuvo respuesta, Rosario Robles insistió en que era inocente e incluso se atrevió a afirmar que estaba sufriendo “violencia política de género”, a lo cual, la Diputada Martha Tagle respondió: “la condición de género no nos exime, no nos exime de asumir nuestras responsabilidades en el cargo público y de ser señaladas por actos de corrupción”.
Nadie pudo defender a Rosario, no había nada qué defender, nadie a quién defender. Robles Berlanga pasará a la historia como uno de los rostros de la corrupción del sexenio de Peña Nieto, acusada y repudiada por la clase política que la vio nacer; puede que esta vez Rosario Robles haya terminado de cavar su tumba…o no, sin importar lo que suceda a la Secretaria, nadie le quita el gusto de haber portado la banda presidencial y soñar, soñar mientras Carlos Salinas de Gortari le decía “te luce bien”.
Elizabeth Castro
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