¿Y el ISSSTE?

Por: Elizabeth Castro 

El 26 de septiembre, REFORMA publicó una nota donde informaba que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) había iniciado acciones administrativas en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); revisar los contratos e inventarios del instituto eran parte de la estrategia del gobierno federal para acabar con la corrupción, el robo hormiga y los servicios subrogados. Un día después, en su conferencia mañanera, Andrés Manuel López Obrador diría “estamos limpiando el ISSSTE”, «un trabajador al servicio del Estado que necesita ser atendido, tiene que ir a un laboratorio privado porque está subrogado el servicio de los laboratorios. ¿Y quiénes son los dueños de los laboratorios? En muchos casos, los políticos o funcionarios del ISSSTE”.

Andrés no se equivoca, la subrogación es una de las estrategias del instituto para proveer servicios a los derechohabientes, así ha sido durante años, y hasta ahora, ningún presidente se había opuesto a estas acciones; pero lo que omite decir es que la subrogación deriva de la incapacidad del ISSSTE para proveer servicios, y de la insuficiencia del presupuesto para la correcta operación del segundo instituto de salud más grande del país, el cual cuenta con casi 13.7 millones de derechohabientes y 1,121 unidades médicas, incluyendo 15 hospitales de tercer nivel. 

El ISSSTE como otras instituciones, ha sido presa de los intereses del gobierno en turno; sin importar el color, las reformas estructurales y financieras no han logrado mejorar los servicios que provee el instituto, sino, por el contrario, han contribuido al deterioro y propiciado la ineficiencia. Sin embargo, ¿pedirle a la SSPC que intervenga el ISSSTE e introducir a la Guardia Nacional es la respuesta?

A López Obrador le gusta decir que todo es culpa de la corrupción y de las administraciones pasadas, y evadir la responsabilidad que su gobierno tiene en el estado de las cosas, el presidente olvida que Luis Antonio Ramírez Pineda duró tres años al frente del ISSSTE y que al menos en Oaxaca no vimos ninguna mejora en el servicio, al oaxaqueño ayudar a sus paisanos le importaba poco, solo cubría el papel y esperaba paciente el siguiente encargo, mientras Pedro Zenteno administraba el instituto con la experiencia que da la lealtad, su trayectoria política y un breve paso por la Unidad de Administración y Finanzas del IMSS.

Al parecer Zenteno llegó a reformar el instituto, y ante las declaraciones de Andrés Manuel, debe quedarnos claro que se avecinan tiempos oscuros para el instituto, el presidente no le apuesta a construir o mejorar, sino a terminar con “las mafias”, sin que exista una estrategia clara a seguir para, en medio de la transformación, no dejar desatendidos a los derechohabientes. La idea de devolver el control de los estudios y servicios al instituto es buena, en un mundo ideal las cuotas y subsidios deberían bastar para ofrecer atención adecuada y eficiente; sin embargo, no sabemos cuál es el plan de acción del gobierno federal, si se realizará un reordenamiento del gasto, si se invertirá en infraestructura, si por fin usted podrá tener una cita de tomografía a tiempo, si habrá suficientes enfermeras, si los tiempos de espera para las citas dejan de ser mayores a tres meses; o si esto es mera estrategia para que no preguntemos ¿dónde están los fondos?, ¿qué se está financiando con las pensiones?

Hasta el momento todo son meras especulaciones, no hay mucho qué hacer, y sí mucho que pensar, con suerte, Andrés, logra reformar el ISSSTE y al finalizar el sexenio nos entrega una institución eficiente y reformada; con mala suerte el ISSSTE correrá la misma suerte que el INSABI. Y con muy buena suerte la CNTE se da cuenta de que un golpe al instituto es un golpe al personal educativo y acciona.

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