Por Elizabeth Castro
El 18 de agosto se dieron a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares (ENDIREH) 2016, estudio realizado por el INEGI, cuyo principal objetivo es visibilizar los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres en los ámbitos en que se desenvuelven, así como las dinámicas en las relaciones de pareja, en mujeres de 15 años y más.
Los resultados son desoladores, el 41.3% de las mujeres encuestadas, declararon haber sido víctimas de violencia sexual en algún momento de su vida y, el 34% padeció violencia física. En el caso de Oaxaca, el Estado se encuentra entre las entidades con mayor proporción de violencia escolar y violencia en la pareja contra las mujeres.
Y aunque parezca repetitivo, insistir en la visibilización de la violencia contra las mujeres, es necesario, si se desea transitar hacia una sociedad democrática, igualitaria e incluyente. La ENDIREH no debe pasar desapercibida, por el contrario, debe servir como una radiografía que da muestra de la condición de las mujeres y los obstáculos que debemos enfrentar en los diversos ámbitos en que nos desenvolvemos.
Ser mujer, se ha convertido en el indicador perfecto para contabilizar y mostrar la violencia en el país; durante los últimos meses, los feminicidios y homicidios de mujeres en el Estado de México, han mostrado la parte más cruel e inhumana de nuestra sociedad. Ser mujer en un país como el nuestro, es sinónimo de vejaciones y muerte. Aunque el EdoMex es el Estado feminicida por excelencia, Oaxaca no se queda atrás; de acuerdo con “Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad de Oaxaca”, en lo que va del sexenio de Alejandro Murat, 79 mujeres han sido asesinadas.
Y aunque muchas personas insisten en minimizar los crímenes que se comenten en contra de las mujeres, es necesario reconocer que somos nosotras quienes nos encontramos más expuestas ante una sociedad cada día más violenta. La vulnerabilidad asociada al ser mujer, nos convierte en el blanco perfecto de los violentadores. En la medida en que visibilicemos las condiciones de las mujeres, podremos generar soluciones que nos permitan atacar los problemas de fondo.
No es un capricho el que se insista en que la perspectiva de género se aplique en las políticas públicas y en los estudios que pretenden mostrar la realidad social; por el contrario, es una herramienta que nos permite visibilizar y mostrar franca y abiertamente a las mujeres, sin los adornos paternalistas y heteropatriarcales que se asocian a nuestra condición.
La violencia que padecemos a lo largo de nuestras vidas, no es algo que pueda remediarse de la noche a la mañana; a veces, ni siquiera somos conscientes de que la padecemos; por ello, estudios como la ENDIREH, son de vital importancia. Debemos terminar con la idea de que la violencia es la que se ve o se transforma en moretones y costillas rotas. La violencia es constante y se ha normalizado tanto, que no nos percatamos de ella.
Es importante que las condiciones asociadas al género femenino se visibilicen, así podemos notar en qué estamos fallando. Sí, nos gusta dar lata con el tema y lo seguiremos haciendo en tanto el ser mujer sea sinónimo de muerte, malos tratos y vejación.