El ser humano se caracteriza por crear ideas asociadas a símbolos que representan situaciones vinculadas con la magia, la muerte o con situaciones que van más allá del poder humano y que, generalmente, no se pueden predecir. Estas ideas son las supersticiones, no tienen una base o fundamento racional; las supersticiones son compartidas por las sociedades e incluso llegan a ser internacionales e históricas.
Varias de las supersticiones creadas por el humano se relacionan con la suerte, ya sea buena o mala. Un ejemplo, es la idea de que al pasar por debajo de una escalera atraerás mala suerte a tu vida. Esta superstición es tan común que, a pesar de no creer en ella, cuando llega el momento de decidir si pasas por debajo de una escalera o no, decides no hacerlo.
El ejemplo de la escalera es inofensivo y tal vez solo afecte a nivel de pensamientos. Sin embargo, muchas supersticiones involucran a seres vivos y los colocan en una línea de riesgo y repudio por parte de los humanos hacia ellos, principalmente cuando hablamos de aquellos que atraen mala suerte.
Este es el caso de la polilla Ascalapha odorata, su simbolización se puede inferir desde sus nombres comunes: polilla bruja, bruja negra, mariposa maldita y mariposa de la muerte son solo son algunos de ellos. No son nada amables y por supuesto que no transmiten seguridad y paz. La superstición dicta que, si la polilla entra a tu hogar o te encuentras con una, traerá muerte o desgracia a tu familia. Su simbolismo viene desde las culturas mesoamericanas y ha trascendido el tiempo y las fronteras.
A pesar de todo, “la bruja negra” no es más que una mariposa nocturna de gran tamaño con coloraciones oscuras a comparación de otras. Las supersticiones no permiten admirar realmente la belleza que se encuentra en ella. Sus alas presentan patrones increíbles y extravagantes, casi como las imágenes que se comparten en redes sociales y que muchos admiran. No sólo son negras, pues si te fijas bien, puedes encontrar algunos tonos, cafés, blancos y tornasoles que resaltan en ella.
La superstición que abunda en esta polilla amante de la noche ha causado que las personas les tengan miedo e intenten hacerles daño, llegando hasta matarlas. Estas acciones pueden tener efectos negativos sobre la especie y sus poblaciones. La polilla no es la única víctima de las supersticiones humanas, otros seres vivos también se ven afectados irracionalmente.
Los seres vivos no son causantes de mala o buena suerte. De hecho, aunque se piense que atraen buena suerte, los humanos los matan para usarlos como amuleto, como es el caso de los colibríes. Dejemos existir a los seres vivos que nos rodean, no los convirtamos en símbolos mágicos o sobrenaturales. Quizás, con nuestras acciones irracionales, los humanos nos lleguemos a convertir en símbolos de desgracia para Ascalapha odorata y muchas especies más.
Por Romina Silva