Oaxaca ha jugado un papel preponderante en la historia nacional desde antes que ésta comenzara. En la época prehispánica, el territorio que comprendía Luhulaa era codiciado por su suelo fértil y su buena ubicación; durante la colonia, una de las intendencias más importantes fue precisamente la de la Verde Antequera, por tal motivo, fue un punto clave en el desarrollo de las luchas por la independencia de México.
Es tomada el 24 de noviembre de 1812 por el General José María Morelos y Pavón. Oaxaca fue uno de los Estados que más rápidamente abrazó las ideas liberales; del territorio, salieron importantes personajes que hoy son recordados como héroes, tal es el caso de Manuel Sabino Crespo, Antonio de León y Carlos María de Bustamante.
El personaje histórico que en esta ocasión nos ocupa, es el Gral. Vicente Guerrero, quien nació el 9 de agosto de 1782 en el poblado de Tixtla, perteneciente al Estado que hoy lleva su nombre. Creció en una familia cuyos orígenes étnicos aún son inciertos, indígena, mulata o mestiza; se sabe que pasó sus primeros años en su pueblo natal donde fue arriero y aprendió a manejar armas por enseñanza de sus hermanos.
Se adhirió al movimiento independentista en 1810 bajo las órdenes de Hermenegildo Galeana; por su instinto aguerrido, rápidamente ascendió entre las fuerzas liberales y, en 1811, ya era capitán. Fue comisionado por el Gral. Morelos para atacar poblaciones del sur; su participación en las distintas batallas pronto se convirtió en indispensable, preparó a su propio ejército conocido como el regimiento de San Fernando y, tras el asesinato de Morelos, Guerrero se posiciona como uno de los líderes del movimiento independentista al que dirigió durante la llamada etapa de resistencia.
En varias ocasiones, la corona española le ofreció el perdón y la posición social a cambio de su rendición; sin embargo, éste no dejó la lucha, exclamando en uno de estos pasajes, su frase célebre: “La patria es primero”. Finalmente, el 10 de febrero de 1821 logra un acuerdo con Agustín Iturbide, representante de la corona española, con quien negocia la aceptación de la independencia por medio del plan de Iguala. En la nueva vida nacional, Guerrero logró ser Presidente de México, sin embargo, la constante lucha entre las fuerzas liberales y conservadoras lo dejó fuera de la presidencia.
Pasó sus últimos días en los Estados del sur, era buscado por el gobierno y fue traicionado por el Capitán Picaluga quien lo entregó a las fuerzas conservadoras en una playa de Huatulco que hoy es conocida como La Entrega, de ahí, fue sequitado a la ciudad de Oaxaca donde fue recluido en el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán.
El Sr. Jimeno Bohórquez Varela, patriota oaxaqueño, visitó al Gral. Guerrero e informó de las buenas intenciones del pueblo oaxaqueño en buscar su libertad, recaudando firmas y amenazando con sublevarse en armas de no ser liberado el caudillo; sin embargo, por órdenes de Guerrero, no lo hacen y este es condenado a muerte.
Pasado por las armas el 14 de febrero de 1831, en el patio del ex convento de Cuilapam, sus restos fueron enterrados en la bóveda del Templo, al oeste del altar mayor y, en 1833, tras ser nombrado héroe de la patria, son trasladados al panteón de San Fernando en la ciudad de México para, finalmente, ser llevados a la columna de la independencia donde reposan hasta la actualidad.
Si bien no se conoce con exactitud su imagen, ya que los retratos existentes fueron realizados póstumamente, su deceso, fue un acontecimiento que marcó a la población de la época que sintió su asesinato acaecido en tierras oaxaqueñas.
Por: Uriel de Jesús Santiago Velasco