Una generación a la deriva: ¿por qué los jóvenes son menos felices? 

Por: Alejandro Silva Espejo  

La ansiedad y la depresión son trastornos graves de salud mental que han tenido un impacto grave no sólo en la salud mental sino también en los resultados educativos, profesionales y de algún otro tipo en la vida de muchas personas. La prevalencia de ambos trastornos ha aumentado significativamente desde mediados del siglo XX. Una de las poblaciones de mayor riesgo son los adultos jóvenes que, generalmente se definen como personas entre 18⁠ y 30 años de edad. Si bien, este aumento tanto de la ansiedad como de la depresión entre los adultos jóvenes es un tema complicado por muchas causas, los principales factores que contribuyen a ello, incluyen: mayores niveles de participación en las redes sociales, estrés académico y estrés económico. Algunos también afirman que el aumento de estos trastornos se debe a una mayor conciencia. 
 
La mayor prevalencia de estos trastornos debilitantes ha perjudicado el rendimiento académico y vocacional de los adultos jóvenes, ha dañado irreparablemente las relaciones intrapersonales, ha provocado que muchos desarrollen trastornos concurrentes por abuso de sustancias y ha llevado a muchos a morir por suicidio.  
 
1. Desafíos económicos 

Costos crecientes. Los jóvenes enfrentan un ascenso más pronunciado hacia la prosperidad que las generaciones anteriores. La asequibilidad de la vivienda, la educación y la atención sanitaria pueden ser obstáculos importantes para la seguridad financiera y el bienestar general. La deuda y los salarios estancados presionan aún más sus finanzas, retrasando objetivos como: ser propietario de una vivienda y formar una familia, lo que contribuye a sentimientos de logro y estabilidad. Un informe del Banco Mundial de 2022 encontró que el aumento de los costos de la vivienda también es una preocupación importante para los adultos jóvenes en economías en desarrollo como Brasil e India. 

Mercado laboral. La economía informal y los acuerdos laborales precarios ofrecen menos seguridad y beneficios en comparación con las carreras tradicionales. Esta falta de estabilidad dificulta la planificación financiera y aumenta la ansiedad sobre el futuro. Un informe de 2023 de la Organización Internacional del Trabajo encontró que las tasas de desempleo juvenil siguen siendo obstinadamente altas en las economías desarrolladas y son aún peores en los países en desarrollo. 

 
2. Presiones sociales y tecnológicas 

Redes sociales. Si bien ofrecen conexión, las redes sociales pueden alimentar la insuficiencia y la comparación social. Un estudio de 2022 encontró una fuerte correlación entre el mayor uso de las redes sociales y los síntomas de depresión y soledad en adultos jóvenes. 
Aislamiento social. A pesar de las conexiones en línea, los jóvenes pueden experimentar una falta de relaciones personales sólidas debido a factores como la disminución del tiempo libre, la movilidad geográfica o las ansiedades sociales. Sentirse desconectado de una comunidad que lo apoya puede afectar negativamente la felicidad. 
 
Priorizar el apoyo global a la salud mental. Debemos invertir en servicios de salud mental accesibles e integrales para los jóvenes en las escuelas y comunidades de todo el mundo. La intervención temprana y el apoyo son fundamentales para abordar los efectos negativos de las redes sociales y otros factores estresantes. Programas como el entrenamiento en atención plena y las sesiones de terapia grupal, han demostrado tener éxito en la reducción de la ansiedad y la depresión en los jóvenes. Además, la creación de recursos en línea y líneas telefónicas de ayuda específicamente dirigidas a los problemas de salud mental de los jóvenes puede garantizar una mayor accesibilidad. 

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