Por: Elizabeth Castro
En 2023 el Observatorio de Trabajo Digno (OTD) estimó que entre octubre y diciembre de 2022 del total de personas con trabajo asalariado en México, solo el 13% se encontraba afiliada a algún sindicato (Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, 2023); al respecto un estudio publicado por el CONEVAL en 2022 halló que “la caída del porcentaje de sindicalización de los asalariados da una idea de la limitada representatividad de las organizaciones sindicales” (CONEVAL, 2022)
Y es que, en México, la existencia de sindicatos no garantiza la defensa y representación de las personas trabajadoras; históricamente, el sindicalismo mexicano ha sido asociado al PRI y se ha convertido en parte del andamiaje patronal para la aplicación de contratos colectivos de trabajo que poco o nada benefician a las y los trabajadores; es decir, los sindicatos sirven al líder y al partido en turno.
En Oaxaca, este fenómeno se ha mantenido y ha generado desde enfrentamientos violentos hasta protestas por parte de organizaciones de trabajadores que buscan hacerse del control de alguna obra pública; de los sindicatos de burócratas o de la Sección XXII ni hablar; acostumbrados a utilizar a sus afiliados como carne de cañón, los líderes negocian beneficios que no llegan a todos sus trabajadores, sino que se ponderan en razón de la participación, el compadrazgo y hasta los pagos individuales.
Y mientras Oaxaca parece suspenderse en el tiempo, ensalzando del besamanos sindical y los pactos con el gobierno en turno; el 1ro de mayo vence el plazo para legitimar los contratos colectivos de trabajo; un proceso que busca dar a conocer el contenido del contrato entre las y los trabajadores, y asegurar que respaldan y están de acuerdo con las condiciones establecidas; modificando la relación de las dirigencias con las personas agremiadas al impulsar la transparencia en la celebración y modificación de contratos.
De acuerdo con la Secretaría del Trabajo, en 2021 existían 28,674 sindicatos con registro en México; sin embargo, durante el proceso de legitimación de contratos solo han participado 4,085 organizaciones, legitimando 13,659 contratos; entre los que destaca la participación de organizaciones oaxaqueñas adheridas a la CROC, la F.O.C.O.P.O, trabajadores de la UABJO, La Salle y un “sindicato libertad”.
Vamos lento, de las grandes agrupaciones “sindicales” de Oaxaca no se sabe nada; no sabemos si utilizan el término “sindicato” para ocultar que son meros grupos de presión, o si han olvidado la esencia del sindicalismo y con ello el uso del término ha pasado a ser costumbre más que razón de ser.
De cualquier forma en mayo sabremos si la reforma laboral ha comenzado a generar cambios sustantivos en los sindicatos, o si se estos continuarán replicando prácticas clientelares que nada tienen que ver con defender derechos, y si con llenar mítines.
La pregunta es ¿están dispuestos los líderes sindicales a democratizar las organizaciones? ¿O seguirán malos ejemplos e intentarán corromper los procesos de votación?