Las campañas han comenzado, y aunque considero que el ánimo social no está para las promesas y discursos de siempre, me parece necesario hacer énfasis en lo importante que es nuestra participación en el proceso electoral. Esta vez no se trata de un presidente, o de cambiar o mover a México, sino de conformar un congreso plural e incluyente donde no existan mayorías absolutas; y las diputadas y diputados que resulten electos, se vean en la necesidad de dialogar, generar acuerdos y escuchar a la ciudadanía.
Necesitamos que la Cámara no sea presa de un partido, sino que permita la inclusión de personas que sirvan de contrapeso al poder de MORENA y sus aliados. Los últimos dos años han sido un periodo de contra reformas, leyes hechas al vapor y muchos sinsabores. Aunque MORENA diga lo contrario, no se trata de que el poder regrese a los de antes, sino de que existan contrapesos efectivos al poder en turno, que eviten la centralización y el poder absoluto.
Con un partido de mayoría se logran concertar acuerdos de manera más rápida y promulgar leyes de forma expedita; sin embargo, esto no garantiza la participación social, ni el respeto a los derechos y las garantías conquistadas; por el contrario, una ocurrencia, una idea mal planeada, un sueño que no observa la realidad social, se convierten en ley y atentan contra la sociedad.
El Congreso federal no puede seguir siendo un siervo más que rinda pleitesía o sirva de tribuna para hacer eco de las necesidades del presidente, debe transitar hacia la pluralidad y la autonomía retomando su papel como órgano legislativo, y espacio para el desarrollo del país. No podemos permitir que MORENA obtenga la mayoría en el congreso, porque ha demostrado ser un partido que no escucha y que sólo existe para apoyar al poder ejecutivo; MORENA ha demostrado ser igual o peor que el PRI (si eso es posible).
A diferencia de lo que se espera de un país democrático, en México el poder legislativo, como en los viejos tiempos, se alinea y venera cada una de las instrucciones que recibe del ejecutivo sin pensar en las afectaciones que sus decisiones pueden tener en la vida de millones de personas; y esto es posible gracias a la falta de pluralidad en el Congreso y a la falta de ideas en los partidos de oposición, quienes han sido incapaces de articular propuestas efectivas ante los desatinos del poder.
El próximo 06 de junio votaremos, no sólo por personas, sino por ideas, por propuestas, por nuestras necesidades. No se trata de votar por votar, sino de votar pensando en nuestro futuro y en lo que deseamos como ciudadanía; en nuestras manos está el defender la autonomía, la ley y las instituciones, y poner fin al poder centralista y desmesurado que el poder ejecutivo quiere ostentar a costa de nuestros derechos.
Debemos pensar en el país que queremos, en las leyes que necesitamos y en el contrapeso que requerimos; tenemos que informarnos y exigir a las y los candidatos que presenten ideas claras de lo que quieren hacer en el Congreso, sus ideas, sus planes.
Tienen que hablar de cómo nos afecta la lucha de MORENA contra el INE, la ASF, la COFECE o el INAI; o de por qué ampliar el catálogo de prisión preventiva oficiosa no es una respuesta ante la crisis de impunidad e inseguridad que vivimos; tienen que hablar de que los programas sociales son buenos, siempre y cuando, existan reglas claras sobre su operación y la necesidad de que estos sean evaluados; pareciera que ningún partido es capaz de decir algo que no se resuma en: “MORENA no ha sabido manejar la crisis de COVID-19”, como si todos nuestros problemas se resumieran en ello.
Sí, la pandemia es un problema que nos ha afectado de manera profunda, pero hay más, hay muchos temas sobre los cuales es necesario conversar, tenemos que hablar de la impunidad, de la corrupción que no se acaba, del militarismo, de los recortes presupuestarios que no son claros, de la incapacidad de quienes hoy dirigen diversas instituciones a nivel federal. No se trata sólo de construir un tren maya, sino de los derechos de las comunidades, de la voz de los pueblos.
Tenemos que escuchar propuestas que vayan más allá de un “ingreso asegurado”; necesitamos planes sobre cómo fortalecer el sistema de salud en el país, ese que ha sido saqueado durante años; ideas de cómo no volver al pasado sin depender de un presidente.
MORENA tiene una estrategia clara, apostar por su voto duro y por aquel que se forja en el hartazgo y la indignación, no le importa nadie más. Pero si usted no es parte de esos grupos o simplemente comienza a pensar que tal vez MORENA no es la mejor opción, el 06 de junio es un buen día para hacer valer su voz.
Por Elizabeth Castro