Por: Romina Silva y Roberto Villagrán
En la actualidad, el crecimiento de la población ha generado una fuerte deforestación que aumenta constantemente a nivel mundial y en zonas urbanas, en la mayoría de estas últimas, el concreto es priorizado sobre los árboles, lo que genera una pérdida importante de los servicios ambientales que estos brindan, como son: sombra, frescura, atracción de lluvias, barreras naturales contra el viento, lluvia y sonido, entre otros. Aunado a esto, la reforestación urbana se complica debido a la falta de diseños que consideren espacios adecuados para la presencia de árboles en áreas verdes, camellones y banquetas.
La reforestación urbana es la siembra de árboles en zonas de alto flujo de personas con el objetivo de restaurar la cobertura forestal, recuperar los servicios ambientales perdidos y mejorar la calidad de vida de las personas en las comunidades. No obstante, este tipo de reforestación exige reflexión y proyección de las especies que se sembrarán, considerando que no todas las de vegetales son adecuadas para cualquier espacio en la ciudad.
El proceso de reforestación urbana es el siguiente:
- Solicitud para reforestación. Es importante solicitar permiso ante las autoridades municipales.
- Evaluación del sitio. Es el punto más importante, ya que debemos determinar que la planta no será un problema a futuro, tomando en cuenta el tipo de crecimiento y el tamaño que tendrá al ser adulto. No debe obstruir el paso peatonal, generar daños a la infraestructura ni a los servicios públicos.
- Diseño paisajístico. Selección de las especies para sembrar, tomando en cuenta la disponibilidad de las especies en la región y procurando especies nativas, lo que permitirá que se adapten y sobrevivan. Las plantas seleccionadas deben ser especies diversas que cumplan con funciones ecológicas como: a) plantas de sombra amplia, b) plantas florales, c) plantas frutales y d) plantas de rápido crecimiento.
- Adquisición. Hay que conseguir plantas juveniles o adultas con el objetivo de facilitar su establecimiento. Se debe procurar que sean plantas propagadas en viveros y no plantas saqueadas de su hábitat o, en su defecto, plantas rescatadas o reubicadas.
- Siembra. La siembra de las plantas debe ser en pocetas anchas y profundas, dejando surcos para el riego y la fertilización.
- Seguimiento y mantenimiento. La reforestación debe ser vigilada, con riegos frecuentes y podas periódicas para evitar daños a la infraestructura.
Seguir el proceso correcto para reforestar es vital para garantizar la salud de las plantas y las demás especies que estarán interactuando con ellas, incluyendo a los humanos. Es comprensible que se caiga en la desesperación por querer reforestar rápidamente y con cualquier especie; sin embargo, lo que puede ser una buena acción puede resultar contraproducente.
Informarse con expertos y preguntar, es totalmente válido. Reforestemos a conciencia y, sobre todo, cuidemos de la vegetación que ya está en nuestras zonas urbanas.