Por: Carime Kuri Fierros
Hoy tenemos al alcance todo tipo de información de forma rápida y de fácil acceso, hay muchas fuentes que afirman conocer la verdad, expertos que exponen su opinión como la única y real, y autores que escriben haberla encontrado, se trate del tema que se trate. La pregunta es ¿qué escrito o qué estudioso puede tener la verdad absoluta acerca del tema que se intenta conocer a fondo?
La respuesta en realidad es simple, nadie tiene la verdad completa, pero muchos sí tienen parte de ella. Este cuento habla de cinco sabios de edad avanzada que habían perdido la vista, esto a consecuencia de haber pasado la mayor parte de su vida encerrados en una cueva descifrando códigos y escribiendo sobre la creación, la vida y la muerte.
Un día, uno de los cinco sabios dijo: – Yo me siento mayor, cansado y creo estar más cerca de dejar este mundo, he reflexionado sobre esta inminente posibilidad y quiero estar seguro de saberlo todo, y para ello, deseo salir y caminar más allá.
Los 4 sabios lo escucharon con interés, de repente, uno de ellos rompió el silencio y un tanto burlón dijo: “-Qué puede haber más allá de interés para nosotros si hemos podido descifrar los misterios más inquietantes y conocemos la verdad del origen, de la vida y de la muerte, lo sabemos todo; además, ya no vemos más allá de la orilla de una pestaña”; al oír esto, dos de ellos rieron, pero el quinto un tanto molesto e intrigado dijo que podían intentar salir y darse cuenta si en realidad tenían la verdad absoluta.
A la mañana siguiente salieron de su espacio conocido, continuaron confiados que no habría nada de lo que ellos no tuvieran conocimiento, ya cansados decidieron sentarse a descansar cuando de repente escucharon un ruido desconocido y alarmante para ellos. El más impactado se levanta y grita, ¿qué es ese ruido? La voz de un joven desconocido los calma diciéndoles que es un elefante y que no serán lastimados, ¿un elefante? se preguntan entre ellos, el joven lo acerca para que con sus manos lo toquen y lo conozcan. El primero acaricia su trompa y lo refiere como una serpiente; el segundo, toca la cola y dice que es una cuerda; el tercero, acaricia su oreja y le parece que es un abanico; el cuarto, toca un colmillo y lo iguala a una lanza lisa y filosa; y el quinto, al tocar el lomo, dice que es una pared dura y áspera.
El joven sorprendido escucha como cada uno decía tener la razón para definir al elefante; sin tardar mucho los interrumpe explicándoles que todos tenían razón de acuerdo con la parte que habían tocado del elefante pero que ninguno tenía la total verdad para describirlo.
Es importante mantener presente que nadie posee la verdad absoluta sobre nada, pero si muchos conocen parte de ella, estar abiertos de mente y conciencia, permitirá conocer y analizar muchos conceptos, puntos de vista, investigaciones y opiniones, permitirá obtener conocimiento con la sabiduría de no tener más que parte de la verdad.