Plantas suculentas: los quelites

Por: Roberto Villagrán Torres

La verdolaga, hierba de conejo, hoja santa, flor de calabaza, el chepil, chepiche, pápalo, cilantro, huauzontle y romerito, son plantas que forman parte de algunos de los platillos más deliciosos de Oaxaca. Son capaces de transportarte a momentos especiales donde disfrutaste de un buen guisado de quelites hecho en casa. 

Los quelites son plantas comestibles o partes de plantas que se recolectan en las zonas de cultivo agrícola de las comunidades. Algunas veces, sólo se consumen las hojas tiernas o las flores, sin embargo, existen muchas especies de quelites que son recolectadas enteras cuando son jóvenes y pequeñas.

Los quelites forman parte sustancial de la gastronomía mexicana y reflejan la conexión que existe entre la diversidad biológica y la diversidad cultural que resguarda México. Basándose en varios estudios realizados en comunidades indígenas, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) ha informado que nuestros antepasados aprendieron a reconocer, procesar y consumir 300 especies de quelites en el país, evidenciando el nutrido conocimiento sobre las plantas que se tiene desde los tiempos prehispánicos. 

En la actualidad, los quelites han captado el interés de los científicos por su relevancia nutricional y cultural. Las especies de quelites son buena fuente de proteínas, fibra y vitaminas; en los platillos mexicanos, estas plantas pueden ser el ingrediente principal, secundario o funcionar como condimento, gracias a sus diferentes texturas, olores y sabores. 

Es interesante reconocer que algunas especies de quelites, como el colorín, contienen sustancias tóxicas conocidas desde hace siglos. Algunos investigadores informan que los aztecas la consumían como alucinógeno, sedante y medicina, pero al prepararla como alimento y hervirla durante cierto tiempo se inhibe la toxicidad de la planta. 

Por otro lado, los quelites son llamativos para los biólogos por su importancia ambiental. Muchas de estas especies oxigenan el suelo al relacionarse con las bacterias de sus raíces, abonando al sustrato y nutriendo a las plantas cercanas. Esta interacción fue descubierta por los antiguos mesoamericanos y fue aplicada en la técnica de agricultura tradicional llamada milpa, donde se siembra el maíz junto con dos especies de quelites, el frijol y la calabaza.

El consumo de quelites ha disminuido en los últimos años y ha pasado a ser una característica cultural excluida por la globalización y aislada a las familias tradicionales y a las zonas rurales; sin embargo, en las zonas donde crecen, los agroquímicos están extinguiendo a las especies y envenenado a las personas, por lo que las tradiciones se ven más presionadas. 

En México, el comercio de los quelites se reúne desde muy temprano en los mercados. Aunque su comercialización no forma parte fundamental de la economía mexicana debido a su bajo costo, es agradable observar que su valor es reconocido por la cultura que envuelve a este grupo de plantas.  

Comprar y consumir quelites es un primer paso para recuperar nuestras tradiciones y hacerlos destacar. Te invito a pensar, ¿Con qué frecuencia consumes quelites?

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