Por: Romina Silva
Imaginarse una planta no es nada complicado, visualizar las hojas, el tallo, las raíces, las flores, los frutos e incluso, pensar en sus necesidades básicas como la luz, los nutrientes y el agua, son ideas que con facilidad llegan a nuestra mente; pues es casi como recordar los esquemas que muestran los libros de texto de biología o las imágenes de internet.
Es verdad que muchas plantas lucen de esa forma, sin embargo, existen algunas que poseen todas esas características pero con modificaciones que les permiten vivir bien adaptadas a ambientes que no muchos pueden tolerar. Este es el caso de las plantas que pertenecen a la familia Cactaceae o, como comúnmente se conocen: los cactus.
Los cactus son nativos del continente americano, pero la mayor diversidad habita en México, ¡Es un privilegio! De las 1900 especies que existen, nuestro país posee aproximadamente 850; además, de que más del 70% de estas, habitan exclusivamente territorios mexicanos (endémicas). Son plantas únicas y muy bellas que habitan diversos ecosistemas, pero predominan en las zonas áridas y semiáridas, las cuales son áreas extremadamente secas que cubren más del 50% de la superficie de la República Mexicana.
¿Cómo le hicieron los cactus para poder habitar cómodamente las zonas más áridas de nuestro país? A simple vista se puede observar que son plantas muy distintas a las demás, muy probablemente no sean similares a la imagen mental que nuestro cerebro crea al pensar en una planta; la mayoría de los cactus poseen tallos globosos o cilíndricos que les permiten tener una menor superficie y por lo tanto, perder menos agua a través de la transpiración; además, su interior está compuesto por tejidos carnosos y suculentos capaces de acumular grandes reservas de agua. Las hojas, son otra estructura que los cactus modificaron en forma de espinas, por ello, el proceso de fotosíntesis ocurre en la superficie del tallo y durante la noche.
El mejor adorno de las cactáceas, son sus flores; el color rojo, naranja, amarillo, rosa, blanco y muchos más, contrastan a la perfección con los tallos verdosos y espinosos de los paisajes áridos. Estas flores no sólo son llamativas para los humanos ya que, sus principales admiradores, son los polinizadores en busca de alimento, estos pueden ser desde un insecto, hasta un colibrí o un murciélago.
Su belleza y exotismo, han puesto a 259 especies en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT, donde se encuentran bajo algunas de las cuatro categorías: amenazadas, probablemente extintas en el medio silvestre, en peligro de extinción y sujetas a protección especial. A pesar de ser un número grande de especies, lo más probable es que muchas más se encuentren en una situación vulnerable; su principal amenaza es el impacto humano, básicamente por el cambio de uso de suelo en sus hábitats, y la extracción ilegal.
Las cactáceas son parte del patrimonio biológico mexicano, no permitamos su extinción ¡Di NO al saqueo ilegal! No compres ni vendas cactus extraídos ilegalmente de sus hábitats. Si deseas tener uno en tu hogar, busca opciones legales para hacerlo e infórmate de sus necesidades.
10 de octubre, Día de las Cactáceas.