OAXACA Tierra de cultura

Por Uriel de Jesús Santiago Velasco

Julio llegó y Oaxaca lo sabe. El Estado está listo para recibir a los turistas nacionales e internacionales. En la tierra mojada crecen las azucenas que, con su mágico olor, perfuman cada rincón de la ciudad. Es tiempo de fiesta y los oaxaqueños nos hermanamos. Entre cuetes, coplas y jarabes pasan las chinas oaxaqueñas, mujeres que, ataviadas con sus trajes típicos, anuncian que viene la fiesta; los días en Oaxaca son únicos, al igual que los Alebrijes, ninguno es igual.

En julio, las calles se visten de fiesta, se respira un aroma de fraternidad y felicidad; las etnias indígenas, son las orgullosas protagonistas de la máxima celebración de los oaxaqueños, la Guelaguetza, festejo para dar y recibir. Se cree que esta festividad tiene su origen en la época prehispánica, cuando los zapotecas adoraban a Centéotl, la diosa del maíz. A la llegada de los españoles, el convite coincidió con la fiesta de la virgen del Carmen alto, dando así, la oportunidad a que el convivio continuara.

Por algunos años, esto se olvidó, hasta que, en abril de 1982, después de un terremoto que devastó al Estado y, para conmemorar el cuarto centenario de la elevación de Oaxaca a rango de Ciudad, el entonces gobernador, Anastasio García, decidió invitar a las poblaciones vecinas a celebrar lo que llamó, Homenaje Racial.

Con el tiempo, esta celebración fue creciendo y hoy, tras 85 años de historia, es la máxima expresión cultural que tiene México. Oaxaca, es sin duda, un lugar rico en todo. La Guelaguetza es una reunión única que se lleva a cabo una vez al año, donde las ocho regiones del Estado se dan cita, para poder mostrar al mundo, un poco de su cultura. Desde la Costa hasta la Cañada; desde la Mixteca hasta el Istmo, todas estas regiones se agrupan en el cerro del Fortín.

El mezcal, las empanadas, el quesillo, los chapulines y sus más de siete moles, son alimentos que no debes dejar de consumir estando en Oaxaca. Así que, en estas vacaciones, atrévete a conocer nuestra entidad; a descubrir los caminos del mezcal; a visitar Mitla, ciudad de los muertos; o Monte Albán, el boom de la arqueología; a recorrer la ruta Chinantla o a sumergirte en las aguas de Hierve el agua; atrévete a disfrutar de la música chilena, a vivir los zapateados, a sentir en tus manos revolotear un pañuelo y, sobre todo, a vivir la Guelaguetza.

Disfruta de Oaxaca, una entidad sorprendente, llena de sabores, aromas y gran colorido, te esperamos con los brazos abiertos.

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