Nadie es para siempre

Por: Carime Kuri Fierros

¿Te has preguntado alguna vez cómo reaccionarías y qué emociones experimentarías ante la pérdida física inesperada de un ser amado?  El tiempo va pasando y se vive sumergido en los propios éxitos, problemas y labores diarias que sólo por momentos llega a la mente el nombre o el físico de un familiar o de una amistad que así como llega ese pensamiento o ese recuerdo, lo deja uno ir, claro, acompañado del siguiente pensamiento: “al rato le llamo o mañana lo visito” pero, por cuestiones de tiempo, de prioridades, por trabajo o por exceso de confianza, no se hace, pensando que esa persona siempre estará ahí esperando. Entonces viene otra pregunta ¿Y cuándo será prioridad en la agenda? cuando el trabajo ya no sea justificante y cuando se entienda que cada quién tiene su proyecto personal de vida y con él, su tiempo para llevarlo a cabo, que nadie se sienta en una silla para esperar y esperar, y nadie es para siempre.

Difícilmente esa pregunta se hace, sólo si surgen momentos de reflexión, al enterarse que alguien conocido, sin mucho lazo afectivo muere inesperadamente, y es una reflexión que si se maneja bien, puede dejar un aprendizaje, como el ordenar prioridades, incluyendo las visitas, llamadas e incluso, escribirles a esas personas que fueron y son parte importante en el trayecto de tu vida personal. Circunstancialmente, las actividades personales abren una brecha o son los caminos que se toman que separan físicamente a las personas.

Si estás leyendo este artículo es buen momento para hacer un recordatorio mental de todas aquellas amistades, familiares y personas importantes que no has podido saludar y que vienen a tu mente de vez en vez y se quedan en la intención de visitarles o llamarles. Alguien le preguntó a Buda qué era lo más importante de la vida y él respondió: “El Tiempo”. Hay quienes creen que tienen el tiempo medido, otros más, que lo controlan, no falta quien piense que le sobra mucho tiempo, otros dirán que lo gastan en ellos y peor aún, hay quién ni piensa en el tiempo y es que, simplemente, cuando el tiempo se acaba, se acaba, y no se recupera jamás. Pero también están quienes lo valoran, lo respetan, lo usan con sabiduría, quienes le dan el justo precio, quienes lo agradecen y sobre todo, quienes hicieron de la vida una escuela de dar, aprender y evolucionar. Hoy, la tecnología es una gran herramienta que nos une en un instante, ya no hay pretextos para evitar el contacto con esos seres amados y queridos. Los “hubiera” no existen, si recuerdas a alguien manda un hola, aparte de enriquecerte, estarás al día, porque quizás sea uno quien muera antes o bien ese ser amado; hacerlo desde el corazón nos dará paz y satisfacción de tener tiempo para decir lo importante que fueron o son, y que valió la pena darle la prioridad al amor y al agradecimiento, teniendo un duelo por mucho, más noble cuando ya no estén.

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