Por: Roberto Villagrán Torres
El agua es el recurso natural más importante del planeta y el más esperado en los ecosistemas naturales, debido a que genera una explosión de biodiversidad cuando reverdece los senderos por donde fluyen los arroyos. Es el recurso más relevante porque propició la formación y permanencia de la vida en la tierra. Todos los organismos vivos necesitan agua para vivir y desarrollarse.
Aunque se reconoce su importancia, se subestima la escasez de agua que naturalmente existe en nuestro planeta, gracias a la falsa seguridad que nos otorga denominar a la tierra como “el planeta azul”, porque la superficie está cubierta casi totalmente por agua. La realidad es que el volumen de agua que tiene nuestro planeta es sólo 0.02% del total de toda la materia terrestre. De ese escaso porcentaje de agua en el planeta, 97.5% es agua salada y más de 60% del agua dulce se encuentra protegida en los casquetes polares, por lo que, se reduce en gran medida la cantidad de agua disponible para el consumo.
En 1950, cada persona en México disponía de 18,000 m3 de agua al año y para 2023, la cantidad de agua disponible para cada mexicano ronda los 3,000 m3. Aunque la cifra puede parecer grande todavía, la situación es alarmante debido a que los países con menos de 1,700 m3 por ciudadano, se caracterizan por atravesar una escasez crítica.
Pese a que todavía no alcanzamos esa clasificación, México se coloca como un país con disponibilidad baja de agua, y es que, aunque el territorio mexicano cuenta con una gran riqueza en biodiversidad y recursos naturales, más de la mitad del área es árida, lo que predispone a México a padecer sequías y falta de acceso al agua.
Actualmente, académicos mexicanos estiman que pueden ser hasta quince millones de personas las que no cuentan con acceso al agua potable en nuestro país, como consecuencia de distintos factores: crecimiento poblacional, falta de infraestructura para distribuirla, sobre explotación de los acuíferos, contaminación, el cambio climático y la desproporcionada repartición.
En México, más del 70% del agua es utilizada en la agricultura, ganadería y acuicultura; en este sector, aproximadamente la mitad del agua es mal aprovechada y se desperdicia por la evaporación que se produce en los campos de riego. En contraste, para la ciudadanía se destina sólo el 15% del agua para utilizarse en hogares, comercios y áreas públicas; desgraciadamente, el 90% de las comunidades, desecha al medio ambiente sus aguas residuales sin tratamiento previo. Para la industria, se extrae el 5% del total de agua potable, sin embargo, este sector contamina hasta cinco veces más el líquido que la población.
La situación es crítica en todos los continentes y debe ser abordada con atención. El consenso internacional es prestar el interés adecuado al cuidado del agua, por eso, se estableció al 22 de marzo como el Día Mundial del Agua, para crear conciencia de la importancia del vital líquido.