Por: Roberto Villagrán y Romina Silva
La salud y la calidad de vida han sido derechos universales por los que se ha luchado desde el principio de la historia de la humanidad. Con el paso de los años, las personas se han encontrado enfermas y han invertido tiempo valioso en la creación empírica de tratamientos médicos naturales para resolver problemas sanitarios de acuerdo con las costumbres, ideologías, recursos y tecnologías que cada comunidad posee.
Los primeros acercamientos a la medicina son difíciles de ubicar, ya que muchas tradiciones y tratamientos se han perdido con el tiempo; sin embargo, el uso de plantas, animales, hongos y derivados de estos, son los recursos más utilizados a nivel mundial para solucionar enfermedades.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medicina tradicional natural es el empleo de los recursos naturales de una región para aliviar enfermedades humanas y es el método utilizado por el 80% de las personas en países en desarrollo. Este dato no es exclusivo para las comunidades rurales o indígenas, también se observa en personas citadinas. El resto de la población opta por la medicina moderna, normalmente respaldada en experimentos científicos e información comprobable.
En este punto, y sin despreciar la efectividad de los remedios naturales y el teórico beneficio respaldado por muchos estudios de laboratorio, es pertinente preguntarse ¿Por qué las personas prefieren la automedicación de la medicina tradicional ante la medicina moderna? La respuesta se localiza en la mercantilización de la medicina que ha generado falta de acceso al servicio de salud pública debido a los altos precios de los tratamientos de la medicina y la falta de confianza en los médicos que ven en sus pacientes, una clientela redituable. Las personas prefieren aliviar sus problemas con métodos naturales, económicos y reconocidos socialmente, en vez de depositar su confianza en el conocimiento de una persona que cobrará una consulta especializada a precios inaccesibles para la mayoría.
Dichas circunstancias mantienen a la medicina tradicional como un recurso vital en las sociedades, y demanda a gobiernos y privados el cuidado de los recursos utilizados en los tratamientos tradicionales.
Hasta que no se asegure el acceso a la salud en todas las clases sociales, será complicado para las mayorías, elegir una opción distinta. Por esta razón, la ONU ha designado al día 22 de octubre como el Día Internacional de la Medicina Natural; una oportunidad para recordar la importancia de la medicina tradicional en el desarrollo de nuestra sociedad.