La corrupción no se ha terminado

Por: Elizabeth Castro 

A finales de junio, Americas Society/Council of the Americas y Control Risks publicaron la edición 2023 del Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (ICCC), un instrumento que a través de la observación de catorce variables y una escala del 0 al 10 evalúa la capacidad de quince países latinoamericanos para combatir y castigar la corrupción. Y sí, México está reprobado. 

De acuerdo con los resultados del ICCC, nuestro país se mantiene en la doceava posición del ranking, solo por encima de Guatemala, Bolivia y Venezuela; además, por cuarto año consecutivo su calificación ha disminuido, pasando de 4.65 en 2019 a 3.87 en 2023. Por si fuera poco, en once de las 14 variables observadas México se encuentra por debajo de la media en la región; siendo las de “Independencia y recursos de la Fiscalía General y de los agentes de investigación” y “Procesos legislativos y de gobierno” las que presentan las calificaciones más bajas.

Y aunque los resultados son alarmantes, retratan claramente la realidad del país; y es que en los últimos años hemos atestiguado la incapacidad de la FGR y el uso que su titular hace de esta para sus propios fines; así, como la parálisis legislativa en que suele sumirse el Congreso de la Unión ante las estrategias de MORENA y su necesidad de pasar y retrasar iniciativas de acuerdo con los deseos del presidente. Ahí está el tema del INAI y la bochornosa elección de las y los consejeros del INE. 

Además, el ICCC señala que el mayor decremento en la calificación deriva, sobre todo, de las puntuaciones obtenidas en la categoría de sociedad civil y medios de comunicación; donde se menciona el papel que el presidente ha jugado al criticar a integrantes de la sociedad civil y minimizar el uso del software pegasus durante su administración; sí, Andrés Manuel es parte del problema. 

A cinco años del inicio de la cuarta transformación y pese a todas las veces que el presidente ha anunciado que la corrupción se ha terminado, la realidad es que esta solo ha cambiado de manos, ejemplo de ella son el desfalco de 15,000 millones de pesos en SEGALMEX, el dinero recibido por Pío López Obrador, el departamento de lujo del titular de la SEDENA, la casa de Houston, el desvío de recursos en la CONADE, la falta de transparencia en la entrega de recursos, y hasta las propiedades de dudosa procedencia de Manuel Bartlett.

Los pañuelos blancos y los discursos de austeridad y pobreza franciscana no han logrado impactar en la conciencia y las acciones de algunos funcionarios que se dicen fieles seguidores del presidente, tal vez porque no están convencidos del mensaje, y solo siguen a López Obrador porque les garantiza “estar donde hay” … de agarrar se encargan ellos.

Nos acercamos al fin del sexenio, es un hecho que la corrupción no terminará y que la persona elegida por MORENA para la elección presidencial de 2024 tendrá ante si un reto enorme, continuar o cambiar el rumbo, perseguir la corrupción o pactar con la impunidad. Mientras tanto solo nos queda esperar y aguantar, porque los pañuelos que se enarbolan desde la conferencia matutina sirven para nada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *