La Carta a la Tierra, una propuesta de respeto al medio ambiente

Por: Roberto Villagrán Torres

Nuestro planeta es visto por algunos científicos como un ser viviente que se autorregula en su interior para que los animales, las plantas, los humanos y todos los seres vivos podamos hacer nuestra vida con relativa comodidad. Así como nuestro cuerpo se calienta porque tiene frío o se enfría cuando hace calor, evitando desbalances de temperatura, o como cuando desecha vitaminas, minerales o líquidos en exceso, evitando intoxicaciones y manteniendo el equilibrio interno, el planeta se regula a través de ciclos que hacen funcionar a los ecosistemas correctamente. 

En nuestro cuerpo, las diferentes células trabajan permanentemente para conseguir ese necesario equilibrio en el que nuestros órganos pueden funcionar adecuadamente, cada célula especializada en una tarea diferente: neuronas, glóbulos rojos, anticuerpos, todos vitales para mantener nuestro cuerpo con vida. En nuestro planeta, algo similar ocurre cuando se trata de mantener el equilibrio necesario para que las crisis ambientales, sociales y económicas no nos abrumen. 

La atmósfera calienta nuestro planeta a temperaturas ideales; el ciclo del agua reactiva la vida en su trayecto; las algas y las plantas producen el oxígeno que respiramos; los insectos polinizan las flores que generan frutos nutritivos y nuevos árboles y los bosques captan la humedad y filtran el agua para formar manantiales. Los procesos naturales y los organismos están conectados y mantienen el equilibrio, sin embargo, si se alteran los ciclos o se extinguen las especies, el equilibrio se rompe y comienza la escasez de agua, alimento, oxígeno y otros recursos.

¿Cuál es la función de los humanos en el planeta? La respuesta se ha intentado abordar con egocentrismo colocándonos casi como dioses; la realidad es que ninguna especie tiene una función, sólo compiten y se alían para intentar sobrevivir, generando por consecuencia una rutina, un equilibrio. Lo que nosotros hacemos es sobrevivir, modificando una parte del ecosistema para sentirnos cómodos; sin embargo, esta estrategia ha cambiado progresivamente las condiciones del planeta, provocando eventos ambientales más intensos, como sequías, huracanes, calentamiento, entre otros.  

Por esto, es importante entender que, en la actualidad, somos ciudadanos globalizados. Nuestras costumbres y acciones afectan a todos los ciudadanos del planeta y, si queremos una vida en armonía, es necesario concientizarnos y actuar con valores solidarios. 

El 29 de junio de 2000, las Naciones Unidas establecieron una declaración internacional que plasmaba los valores que debemos impartir para asegurar un ambiente de respeto entre la sociedad y el medio ambiente que evite las crisis actuales, fue denominada La Carta de la Tierra; actualmente, nuevas iniciativas han definido mejor los objetivos, como la Agenda 2030 de la ONU. 

Ambos documentos son importantes lecturas para entender las ideas que buscan el bienestar global.

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