Por Laura Trujillo
El malestar docente en la actualidad es visible en las condiciones personales y socio labores dentro del sistema educativo que va relacionado con las diversas funciones que se le han delegado al profesorado en cargas administrativas y responsabilidades, generando una situación incómoda dentro de su centro de trabajo, pues considera que esas actividades asignadas no son de su competencia, pero las tiene que realizar como una forma de inclusión corresponsable.i La autoridad educativa busca el bien perfeccionista desarrollado en los profesores en la formación inicial y reforzar en la permanente; buscando un docente eficaz pero normativo que sólo siga lo que dictan las leyes, normas, y líneas, llevándolo a generar una angustia, desmoralización y una nula comunicación entre los propios docentes.
El malestar docente está afectando al profesorado en diversos aspectos tanto físico, profesional y pedagógico. Las críticas y señalamientos han desmoralizado el actuar del maestro y maestra que afecta en el desprestigio de la labor educativa catalogándola como una semiprofesional a la cual ingresan personas de clase media-baja, además de no requerir grandes conocimientos, ni una especialización ni un lenguaje especifico.
Con relación al entorno social, se enfatiza al prestigio social que persiste hasta el momento, haciendo énfasis en la pobreza cultural y material con que está formado el maestro siendo, a veces, una limitante en su desarrollo profesional al no indagar sus habilidades para ponerlas en práctica en su labor docenteii además de carecer de materiales y herramientas para un adecuado andamiaje en el proceso de desarrollo aprendizaje con el estudiante.
Y en cuanto a su formación, la sociedad le exige el deber ser y ser el responsable de la educación, por lo que es una indicación que debe educar, más no acompañar en la construcción del aprendizaje del estudiante, llevando a conflictuarse el propio docente de su quehacer como tal. El malestar docente que hoy aqueja, lleva a crisis de identidad, al cuestionamiento de ejercer la labor docente acorde a las expectativas del mundo exterior y si podrá cumplirlas. Por ende, el docente debe estar en constante construcción de su identidad y conocimiento, lo cual deberá realizarlo desde un inicio de su formación y darle continuidad para llegar a ser un profesionista profesionalizado en su labor y desarrollarla en su práctica educativa.
Las políticas educativas que están en constantes reformas, adecuaciones, derogaciones y modificaciones, han incidido en el maestro y maestra generando un malestar docente que lo ha llevado a la resistencia del cambio, por considerar las líneas de acción educativa fuera de contexto y realidad en la que se está inmerso, pues las exigencias de roles actuales acorde a perfiles competentes llevan a cuestionarse la propia vocación del maestro.iii
Por ende, es necesario enaltecer el quehacer de la práctica educativa desde la formación de docentes con vocación para enseñar. ¿Cómo hacerlo? Reconocer en el propio docente las buenas prácticas educativas; construir y consolidar la identidad docente desde la formación inicial, intermedia y final; impulsar la profesionalización de su labor; y remunerar la condición laboral con un salario digno.
M.D. Laura Trujillo
labetruma@gmail.com
