Por: Uriel de Jesús Santiago Velasco
Dando fe del esplendor de la arquitectura novohispana, se conserva, hasta nuestros días, el Ex Convento de Santa Catalina de Siena, fundado en 1571 por el Obispo en turno Fray Bernardo de Alburquerque, benefactor e impulsor quien comisionó la construcción a Hernando de Cabarcos del Templo de Santo Domingo de Guzmán.
La obra se terminó de edificar en el año de 1577 durante la temporada de mayor construcción en la Nueva España; sin embargo, el Convento fue habitado desde su fundación por cuatro monjas franciscanas conducidas desde el valle del Anáhuac, quienes llegaron a la Verde Antequera bajo la condición de cambiar de regla y hábito y, al no cumplir con lo anteriormente pactado, el obispo Alburquerque las restituyó a su Convento en la Ciudad de México. Durante su estadía en estas tierras, que duró tres años, se adhirieron al Convento nuevas religiosas hasta formar una decena que, tras la partida de las monjas fundadoras, continuaron con su enclaustramiento al mando de Fray Pedro del Castillo.
Con los años, la cantidad de monjas fue en aumento, así como los bienes que sostuvieron económicamente a las religiosas que lo habitaron, distinguiéndose entre ellas, Sor Jacinta María Anna de San Antonio quien vivió en el Convento de 1613 a 1688.
Tras casi tres siglos en función, el Convento fue desalojado el 4 de marzo de 1862 por la aplicación de las Leyes de Reforma, las cuales separaron a la Iglesia del Estado. Se dice que fueron más de 400 las monjas que fueron enclaustradas y llevadas al Convento de la Concepción. Esa fue la culminación histórica de las primeras ocupantes del edificio que ha sido testigo de la construcción, modificación y trasformación de esta Ciudad que, desde las alturas, asemeja un tablero de ajedrez.
Una vez quedando el complejo arquitectónico en manos del gobierno, se estableció en él la cárcel de la Ciudad; en 1872 se constituyó la sociedad de artesanos que ocupó la capilla del complejo para realizar sus exposiciones y posteriormente, en lo que fuera la huerta del Convento, el 18 de diciembre de 1873 se instaló el Palacio Municipal bajo el mandato de Jesús Ortega Reyes. En el ocaso del siglo XIX fue adquirida la parte del terreno ubicada en la esquina con Murguía y Reforma misma que, actualmente, ocupa la logia masónica, también se adhirieron al edificio los Juzgados penales de la ciudad.
Durante las primeras décadas el siglo XX, el edificio fue sede de oficinas como la del Registro Civil; la de Pesos y Medidas y la Imprenta del Estado. De 1930 a 1940 se estableció la Escuela de Arte Miguel Cabrera; más tarde, la operadora de teatros alteró la Capilla para convertirla en Cinelandia misma que permaneció en operaciones durante décadas hasta que el Convento fue declarado monumento histórico; con ello se rescató parte de su arquitectura y sus espacios.
Actualmente, el Ex Convento sólo conserva cuatro de las seis secciones que en un principio acaparaba y comparte la manzana con la logia masónica y la escuela Abraham Castellanos; el espacio recuperado tras las debidas restauraciones, se transformó en 1976 en el Hotel Presidente el cual, posteriormente, fue llamado Camino Real, hoy conocido como Quinta Real, lugar en el que se han hospedado toda clase de celebridades, personajes de la cultura y la política como el rey de España, Juan Carlos I y su esposa la reina Sofía. Sin duda este complejo sigue siendo muestra de la arquitectura novohispana, su famoso conjunto de lavaderos en forma octagonal rematado con una cúpula – 12 refiriéndose al número de apóstoles- sigue luciendo y contando las hazañas de lo que fuera el sistema hidráulico más avanzado durante la época colonial.