¿Dulce o condena?

Por: Romina Silva Espejo

El acitrón es un dulce mexicano de apariencia translúcida y amarillenta; comúnmente se encuentra a la venta en las ferias y festividades, también es complemento de platillos tradicionales como los chiles en nogada típicos del estado de Puebla y es parte de la tradicional rosca de reyes, muy esperada en este mes de enero. 

A pesar de ser un ingrediente tradicional que ha sido utilizado por varios años, su producción es un peligro para las biznagas mexicanas. El dulce proviene de la planta Echinocactus platyacanthus, un cactus globoso conocido como biznaga dulce; es una especie endémica de México, esto quiere decir, que no se encuentra en ningún otro sitio del mundo. 

Aparte de su distribución restringida a las zonas áridas del país, Echinocactus platyacanthus tiene una tasa de crecimiento muy lenta, pues llega a crecer únicamente un centímetro por cada año. Los ejemplares más grandes, con más de dos metros de altura ¡tienen aproximadamente 400 años! Son especies longevas, sin embargo, tienen que sobrevivir ciertos peligros para poder alcanzar esas edades. 

Dos de los principales peligros que las amenazan son: la destrucción de su hábitat por la expansión urbana, y la extracción ilegal. Estas extracciones se deben principalmente a su venta como artículos de ornato y para la producción del famoso dulce acitrón. Por esta razón, las poblaciones de Echinocactus platyacanthus se encuentran descendiendo continuamente, por lo que se encuentran bajo protección especial en la norma NOM-059-SEMARNAT-2010. 

Desafortunadamente, su protección dentro de la norma de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y su vigilancia por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), no es suficiente para evitar la venta, producción y consumo de acitrón. Por lo tanto, es importante difundir con amigos y familiares que el consumo de acitrón es una condena para estas bellas especies mexicanas. 

Sin duda, las tradiciones deben evolucionar y adaptarse a las urgencias ambientales de la actualidad. El acitrón puede ser sustituido por otros ingredientes de buen sabor, como las frutas cristalizadas y los ates. Estos pequeños cambios no modifican el significado de las tradiciones, pero sí cambian el rumbo de las poblaciones de biznagas mexicanas. 

Del mismo modo, si deseamos tener una biznaga de ornato en nuestras casas, lo correcto es conseguirla en sitios donde se encarguen de reproducirlas y venderlas de manera legal, sin olvidar que antes de poseerla, es necesario informarnos acerca de sus cuidados para procurar su supervivencia. 

Informarse, hacer conciencia y compartir la información, es nuestra responsabilidad como mexicanos. ¡Cuidemos la vida de las especies que comparten con nosotros este país! No permitamos que un gusto momentáneo sea la condena mortal para otros seres vivos; el acitrón tiene sustitutos, pero las biznagas mexicanas no.

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