Ánimas hermanas mías… 

Por: Carime Kuri Fierros 

Mi relación con las ánimas es a partir de la devoción que mi mamá les profesaba. Recuerdo que alrededor de los siete años entramos a una iglesia y llamó mi atención un cuadro, era el rostro atormentado y dolido de una mujer con los brazos en alto en señal de súplica y su mirada dirigida al cielo, esperando ser liberada de las llamas que envolvían su cuerpo y envolvían otros rostros; le pregunté a mi mamá quién era esa mujer y por qué tenía ese rostro tan feo; ella me contestó: “es la imagen que la iglesia usa para representar a las ánimas benditas del purgatorio”; volví a preguntar, por qué estaban quemándose; ella, sabia y franca como siempre, me dijo: “algún sacerdote le hizo el encargo a algún pintor para que  las representara, seguramente ese hombre estaba atormentado, y las pintó desesperadas entre las llamas, esperando que Dios las perdonara para  sacarlas de ahí, pero no hagas caso de esa imagen, las ánimas son las almas de quienes fallecieron y por algún motivo  no llegaron hasta Dios, están desocupadas, por eso yo les rezo para que me acompañen, encuentren lo que perdí o protejan lo que les pido, así  les doy trabajo, las saco del ocio y les  agradezco rezando por ellas”. 

Fue la respuesta correcta para mí, restándome preocupación, pensando que esas almas estuvieran en dolor y sufrimiento, quemándose de día y de noche porque se habían portado mal y esperaban que Dios las ayudara. Con los años entendí que, bajo las normas propias de la religión, la estampa que las representa es esa. 

En la tradición católica, las ánimas del purgatorio son aquellas almas que, aunque no han sido condenadas al infierno, necesitan purificarse antes de entrar al cielo. Se cree que las oraciones de los vivos, especialmente realizadas el 2 de noviembre, ayudan a las ánimas a alcanzar la paz eterna. Se podría resumir que las ánimas representan la conexión simbólica entre el mundo de los vivos y el de los muertos, recordando la importancia de la memoria, la purificación y la oración en varias culturas y religiones. 

El concepto estricto lo he ido cambiando por la edad, las experiencias personales y por el estudio profundo de la muerte. Desde hace 50 años soy una fiel creyente de las ánimas y mi concepto no es otro más que el comprender que las almas deciden seguir aquí  por tres razones: por amor, por cuidar sus bienes y por no haberse  auto perdonado en vida, pero en el momento que se sientan listas, terminarán por integrarse a la Luz Divina, a la grandeza; no están en el limbo, y por supuesto, no  están en el infierno, porque ambos sólo forman parte de las religiones y del argot popular, ninguna alma se quema ni ninguna está en el limbo. 

Tengo la certeza total que rezarles y darles una actividad, como me enseñó mi mamá, las activa y las hace comprender lo que no han terminado de entender. Acude a ellas en cualquier momento ante un pendiente, al caminar por calles peligrosas, para cuidar tu hogar, para encontrar ese documento o las llaves que no aparecen, y siempre, dales las gracias una vez que hayan resuelto tu petición. 

ORACIÓN: ÁNIMAS HERMANAS MÍAS, PERPETUAS EN CARIDAD, AYÚDENME HERMANAS MÍAS A (mencionar la petición) POR CARIDAD, AMÉN. 

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