Por: Roberto Villagrán Torres
Las cifras de desnutrición publicadas en revistas científicas y medios de comunicación reflejan la hambruna que se vive en todas las regiones del planeta. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha identificado que la crisis alimentaria se intensifica año tras año por los conflictos armados, presiones económicas, crecimiento de la población humana, el cambio climático y la pérdida de especies.
Por otro lado, la industria alimentaria ha contribuido al desarrollo de enfermedades como la diabetes, cáncer e hipertensión, a través de la creación de alimentos poco nutritivos, con envolturas y procesos contaminantes y cargados de sustancias nocivas para el cuerpo humano. Desgraciadamente, estos productos ultraprocesados tienden a llegar con mayor facilidad a las comunidades más pobres y alejadas de las ciudades de varios países; por ello, es prioridad prestar atención a nuevas fuentes de alimento nutritivas, económicas y amigables con el medio ambiente.
Las algas son organismos verdosos que prácticamente no encontramos en los platillos típicos de nuestra región; sin embargo, en la cultura asiática es muy frecuente añadir distintas especies de algas al plato para añadir sabores, colores, texturas y nutrientes.
Son un alimento ideal, ya que contienen pocas calorías, pocas sales, grasas y contienen una importante cantidad de proteínas y un gran número de compuestos antioxidantes y anticancerígenos, mejoran la circulación sanguínea, estimulan el metabolismo y la eliminación de toxinas. Todo lo contrario a lo que otorgan los alimentos ultraprocesados.
Una de las cualidades más importantes de las algas es que son organismos que realizan fotosíntesis como las plantas; es decir, producen oxígeno después de alimentarse con la luz y el dióxido de carbono, gas liberado por la actividad humana y que ha influido enormemente en el calentamiento del planeta. Cultivarlas apoyaría directamente a la lucha contra el cambio climático
Otra ventaja de las algas como alimento es que su crecimiento es el más veloz del mundo. Cultivarlas en su hábitat nos daría producción de una fuente económica de alimento nutritivo, de fácil crecimiento y de poca supervisión y cuidado, ya que no requiere de fertilización, fumigación ni deforestación, como sí lo exige la ganadería y la agricultura.
Cabe destacar que todos comemos algas de manera inconsciente en helados, lácteos, postres, bebidas y hasta en el relleno de las aceitunas, debido a que la industria las utiliza para añadir texturas a sus productos. Sin embargo, comer algas es poco habitual en la dieta, lo cual significa un desperdicio, tomando en cuenta sus cualidades.
Es fundamental considerar a las algas y comenzar a incluirlas en la dieta humana para combatir las crisis alimentaria y ambiental a la que nos enfrentamos. Los medios de producción que se utilizan para generar nuestros alimentos están generando graves daños al planeta. Es momento de replantear nuestra manera de comer.
- @robertovitoo