Por: Elizabeth Castro
Era 1997 cuando Los Tigres del Norte lanzaron una de sus canciones más emblemáticas, “El jefe de jefes”, canción que presuntamente hace alusión a Miguel Ángel Felix Gallardo, fundador del extinto Cártel de Guadalajara y que fue encarcelado en 1989. La canción habla de un hombre que ha burlado la justicia y se ha transformado en una suerte de jefe intocable que se codea con los grandes y los periodistas; un hombre que en estos tiempos pareciera ser Ismael “el Mayo” Zambada, icónico líder del Cártel de Sinaloa que durante décadas se mantuvo oculto en las entrañas de México.
La detención de Ismael Zambada es un hito dentro del narcotráfico, el último gran capo ha caído y con él termina una generación que construyó y formó la amalgama del crimen organizado en México. Sobre el Mayo se han escrito miles de páginas, incluso Julio Scherer, uno de los periodistas más respetados del país, sucumbió ante la primicia de entrevistarlo y nos regaló un texto plagado de detalles y una portada de Proceso difícil de olvidar.
Aquella fotografía donde Zambada luce una gorra roja y posa con la seguridad que da el saberse impune, difiere de la fotografía de su detención, donde un hombre avejentado se muestra ante las cámaras sin dar señales de miedo o regocijo. Su detención cae como anillo al dedo al gobierno de Biden para impulsar la candidatura de Kamala Harris, y exhibe al gobierno mexicano como ineficiente y pardo a la hora de buscar al capo.
La captura del Mayo tomó a todos por sorpresa. En la conferencia matutina del 26 de julio la secretaria de seguridad pública declaró que el gobierno mexicano fue informado del suceso previo al anuncio en medios de comunicación; sin embargo, reconoció no contar con detalles y respondió a varios cuestionamientos haciendo referencia a que la FGR había iniciado su propia investigación sobre cómo se llevó a cabo la captura del narcotraficante.
La información parecía llegar a cuentagotas, el presidente tuvo que aclarar varias veces que la cooperación con el gobierno estadounidense es permanente y que iban a esperar a que les proporcionaran más datos. Admitió que no hubo participación por parte de las autoridades mexicanas, y hasta contó cómo Julio Scherer se reunió con él para hablarle sobre la entrevista al Mayo.
No hubo más, en términos prácticos, pareciera un madruguete. Pero algo hay de cierto en las declaraciones de Rosa Icela, si fue una entrega o una captura, son especulaciones. Solo el hijo de Joaquín Guzmán Loera y la tripulación de la aeronave saben si Zambada fue llevado con engaños o, si como intentan defender los abogados del narco, el Mayo “fue secuestrado”.
¿Qué más podemos decir? Dichoso Biden que capturó al gran capo, pero pobre quien tenga que apaciguar al Cártel de Sinaloa. Eso sí, esperemos que la información fluya y no terminemos, como dijo Andrés Manuel, enterándonos por un corrido. Quién sabe, a lo mejor el próximo éxito de algún grupo musical habla de una traición, Por lo pronto, a sus 76 años el Mayo por fin enfrentará la justicia en otro país, lejos de la impunidad que brinda el ser delincuente en suelo mexicano.