Por la Dra. Rosa Ma. Ortíz Prado
Mes a mes tengo la oportunidad de poder compartir unas líneas de información, de conocimiento, de opinión, de preguntas con ustedes. Esta vez, quisiera retomar un tema que ya hemos tocado desde otros ángulos en otros meses, la comunicación con nuestros hijos.
A veces, la barrera generacional, la diferencia de la cultura actual, el entendimiento de las redes sociales, la tecnología en sí misma, pueden hacer que la comunicación con los nuestros, con aquellos que amamos, sea diferente a como era cuando crecimos. Eso implica que, a veces, no vamos a entender por qué nuestros adolescentes o nuestros niños quieren ver el celular; por qué es importante que esa persona “los dejó en visto”; por qué es para nosotros importante que contesten con inmediatez los mensajes; por qué, a veces, a través de un texto se atreven a decirnos cosas que en persona no podrían.
Me gustaría, primero, explicar que el término comunicación procede del latín communicare que significa “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene”. La comunicación es la acción de comunicar o comunicarse, se entiende como el proceso por el que se trasmite y recibe una información. Todo ser humano y animal tiene la capacidad de comunicarse con los demás.
Para que un proceso de comunicación se lleve a cabo, es indispensable la presencia de seis elementos: que exista un emisor, es decir, alguien que trasmita la información; un receptor, alguien a quien vaya dirigida la información y que la reciba; un contacto, por medio de un canal de comunicación, que puede ser muy variado: el aire por el que circulan la sondas sonoras, el papel que sirve de soporte a la comunicación escrita, la voz, etc.; así mismo, que exista una información o mensaje a transmitir; un código o sistema de signos comunes al receptor y al emisor, donde el mensaje va cifrado, los signos pueden ser no lingüísticos (símbolos, señales e iconos) y lingüísticos (escrituras, sonidos, concepto asociado, sentido, etc.); y, por último, que el mensaje tenga un referente o realidad, al cual alude mediante el código.
Todo esto implica que, para comunicarnos asertiva y efectivamente con nuestros hijos, debemos estar hablando el mismo lenguaje, en el mismo canal, teniendo seguro que el mensaje que quiero trasmitir es aquel que mi hijo está entendiendo.
Bueno, y ¿Entonces cómo puedo saber si estoy comunicándome efectivamente? Aquí te van algunos consejos:
- Presta atención antes de enfrentar: muchas veces como padres nos vemos sobrepasados con las actitudes de nuestros hijos: entrar sin saludar, no terminar una tarea escolar, estar sentado “sin hacer nada”, son solamente algunas de las cosas que sacan de quicio en ocasiones a los adultos (que también pueden preguntarse por qué estas actitudes les molestan). Sin embargo, prestemos atención a lo que es realmente importante. Vigilar los cambios de ánimo, las tristezas ocultas, los intereses de nuestros hijos, son más importantes que un grito para que baje el volumen de la música. Con esto quiero decir que seas capaz de leer el fondo o la razón de la actitud, antes de corregirla.
- Respeta su intimidad: a nadie le gusta que a sus espaldas comenten los problemas que le afectan. Si tu hijo tiene un problema, convérsenlo como padres, pero si quieres comentarlo con tus amistades o familia extensa, procura que tengas el permiso de tu hijo para poder hacerlo ya que, a veces, esta conducta está basada en el querer apoyo de otro adulto. Evita hablar de los problemas de tus hijos en tono despectivo o de burla, ya que sólo lograrás aislarlo aún más.
- Evita sermones “hechos”: a veces nos damos cuenta que estamos repitiendo los mismos sermones que nos dieron cuando éramos jóvenes; evítalo, hazle saber que lo amas pero que las cosas que está haciendo pueden dañarlo y, en su caso, felicítalo cuando vaya por buen camino, nada puede ser del todo malo en esta etapa.
- Da respuestas claras: conversa de todos los temas de manera abierta, con naturalidad y sin prejuicios, respeta sus tiempos y escucha cada una de sus inquietudes ¿Quién mejor que tú para entregarle respuestas con experiencia?
- Escucha: muchos adolescentes sienten que son poco escuchados, recuerda que los tiempos cambian y si bien puede que los problemas que enfrenten compartan la misma esencia, es mejor ser receptivo.
- Usa positivamente el internet con tus hijos: la supervisión es importante, tanto como la orientación. Si enseñamos a nuestros hijos a usar de manera positiva el internet y las redes sociales eso marcará su uso. De esta manera, tendremos un vehículo más para poder comunicarnos con ellos, abriendo los canales para una comunicación efectiva y amorosa.
Espero que estos tips te ayuden en la comunicación asertiva y efectiva con tus hijos. Gracias por acompañarme.