Por: Dra. Rosa María Ortiz Prado
El miedo es una emoción primaria que surge en nuestro cerebro e impacta nuestro organismo cuando nos enfrentamos a una amenaza real o imaginaria, es una reacción intensa y desagradable que puede llegar a paralizarnos; se manifiesta físicamente con el aumento de la frecuencia cardiaca, piloerección (pelos de punta), sudoración, sufrimiento, angustia. Su misión principal es preparar al organismo para huir o enfrentar el peligro; es decir, conductas defensivas como huir o luchar, reacciones estrictamente mamíferas.
Es una emoción que nos ha permitido la supervivencia; pero puede ser incapacitante y debilitante si se manifiesta crónica o frecuentemente, pudiendo afectar nuestra salud mental al provocar ansiedad, estrés y trastornos psicológicos como las crisis de pánico. La presencia continua del miedo nos puede llevar a situaciones amenazantes en nuestra mente, limitando nuestra vida diaria. Además, vivirse de manera prolongada puede conducir a sintomatologías físicas como insomnio o dificultad de concentración, disminución del apetito, pérdida del interés social y sexual, afectando de esta manera nuestra estabilidad emocional, familiar, laboral y social.
Dentro de la psicoterapia existen diferentes técnicas para enfrentar y gestionar el miedo como:
Exposición sistemática: consiste en aproximaciones sucesivas al objeto o situación temida.
Reestructuración cognitiva: permite modificar los pensamientos negativos asociados al miedo, disminuyendo la percepción de la amenaza.
Respiración y relajación: estos dos aspectos nos ayudan a gestionar esta emoción antes y durante las situaciones amenazantes.
Exposición en imaginación o formación de imágenes mentales: es la visualización de imágenes que contengan los aspectos temidos para ir desensibilizándonos.
Realidad virtual para la auto gestión emocional: consiste en el uso programado de tecnologías que permiten la recreación y resolución de la situación amenazante.
Estas técnicas pueden ser utilizadas solas o combinadas para dar un manejo más integral que proteja la salud mental del individuo. Ninguna emoción primaria debiera afectarnos al punto de trastocar nuestra vida, por eso es de suma importancia aprender a gestionar nuestra emotividad, recordando que nuestras emociones están a nuestro servicio y manejarlas adecuadamente, contribuyen a incrementar nuestra calidad humana.
Busquemos ayuda profesional cuando alguna de estas emociones amenace con disminuir nuestra calidad de vida.
Gracias por leerme.
Rosa María Ortiz Prado
Psicoterapeuta clínica, Maestra en neurociencias.