Mira tu abundancia en tiempo de pandemia

Por: Carime Kuri Fierros

Cuando oímos la palabra ABUNDANCIA, generalmente la relacionamos con una economía solvente y hasta rebasada. El diccionario lo define como: gran cantidad de algo. Prosperidad y buena situación económica. Partiendo de ello, tenemos la idea que sólo lo que tiene valor y lo que tenemos en gran cantidad nos refiere como abundantes y prósperos.

Pero cuando vivimos tiempos difíciles y en este caso, algo tan impensable como una pandemia con sus condiciones tan desfavorables a las que nos enfrentamos y, con una constante preocupación de que la vida está en riesgo, dejamos de lado la posibilidad de sentirnos abundantes.

Es muy posible experimentar constantes pérdidas, esas que nos refieren dejar la vida que llevábamos con todas sus bonanzas para adaptarnos a una forma diferente de enfrentarla con incertidumbre, temor y todas sus carencias. Hagamos un alto y reflexionemos, que ya se es abundante desde que vemos un nuevo amanecer que nos permite encontrar lo bello de vivir. Seguramente ese despertar fue en el hogar que cuenta con todas las comodidades, agua caliente para el aseo, rico perfume, ropa limpia y digna, un par de zapatos cómodos y un delicioso café.

Pero ¿Qué pasa si las condiciones físicas no son la óptimas y si la salud está mermada?, muy probablemente se contará con algún familiar o persona que nos tienda la mano y tendremos el beneficio de los medicamentos.

Se es abundante cuando la vista se llena de mirar un amanecer, un atardecer y el rostro del ser amado. Se es abundante cuando la mesa une y compartes la sal y la pimienta en familia. Se es abundante cuando se escucha la voz que te inspira y te motiva. Se es abundante cuando tocas, cuando palpas porque contienes y porque abrazas. Se es abundante cuando en tu espacio de confinamiento tienes lo que te gusta, lo que te sirve, lo que te define y lo que te cobija. Se es abundante cuando tienes la mínima tecnología que te conecta con el mundo, con tus amigos y con toda tu familia. Se es abundante porque podrás tener el tiempo, ese tiempo que se iba entre las manos. Se es abundante porque en tu confinamiento tendrás un espacio para estirar tu cuerpo, tus piernas, para hacer esas flexiones, para activar tu energía. Se es abundante cuando recibes llamadas y mensajes de tanta gente que piensa en ti. Se es abundante cuando piensas en tus amistades, esas amigas (os) que no has visto.

No te permitas caer en el juego de la mente que te recuerda constantemente lo que no tienes, lo que no has podido lograr, la meta que no has alcanzado, el faltante diario que te impide ser feliz, eso sólo te llevará a la frustración, a la insatisfacción, al enojo y quizás, hasta la depresión y la ansiedad.

Este mes de diciembre, sin lugar a dudas, marcará unas fiestas totalmente diferentes por lo que estamos viviendo desde hace meses; pero su esencia, sin lugar a dudas, resurgirá más fuerte, más directa y más consciente de la unión, de la paz y del amor que por siglos se ha profesado y que, con el tiempo y la modernidad, se han ido distorsionando y perdiendo.

Acostumbrados a las compras, a los intercambios de regalos, a realizar posadas, a viajar para estar con familiares y planear las cenas de Navidad y Año Nuevo; este diciembre nos anuncia que esas actividades posiblemente no se podrán hacer como antes, ya sea por el confinamiento o ya sea por la cuestión económica, orillándonos a valorar y agradecer la abundancia con la que contamos y crear a partir de ahí, momentos especiales en familia, con salud y conectados en el amor, motivos suficientes para brindar con un café, con un refresco, con vino o con un vaso de agua.

Si perdiste a un ser amado, puedes honrarlo escribiéndole una carta donde expreses lo que significó en vida para ti y lo que recordarás por siempre de su personalidad y de sus gustos.

Pueden hacer una dinámica familiar donde recuerden anécdotas que compartieron en vida y que les regaló momentos de risa para recordar por siempre. Un proyecto aún más elaborado sería juntar fotos y hacer un álbum de recuerdos. Valerse de la tecnología y realizar una “línea de la vida” con un video que recuerde sus mejores momentos por este plano, inclusive, utilizar de fondo su música preferida o incluir comentarios de sus mejores amigos.

Antes de sentarse a cenar podrán llevar a cabo la dinámica o tan sólo hacer un brindis a su memoria o guardar un momento de silencio en su honor. Este ejercicio nos llevará a agradecer la abundancia que tenemos al contar con los demás miembros de la familia y amigos, valorando las bonanzas de nuestra vida actual y de nuestra salud.

Esta pandemia nos ha llevado a encontrarnos con nosotros mismos, valorar las cosas simples de la vida, atesorar los momentos que estemos con quiénes amamos y poder ir al corazón y desde ahí, abrazarnos y amarnos por siempre.

Deseo que vivas todos los días de tu vida en total abundancia y que tu Año Nuevo sea cada día el agradecimiento de ver otro amanecer.

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