México «Dios, un soldado en cada hijo te dio»

Por Manuel Guzmán García 

El mes de septiembre nos incita a recordar y reconocer que la patria no se hace sola sino que es necesario irla forjando a lo largo del tiempo y a la distancia de la historia entre los estruendos y las tormentas que le dan impulsos estoicos de coraje y patriotismo y el trabajo honorable y fecundo de sus hijos que le dan perdurabilidad y vigor, grandeza y libertad; es importante entonces, escribir hoy sobre patriotismo, el cual podemos describir como el más genuino sentimiento que tienen los seres humanos por su tierra natal o adoptiva a la que se sienten ligados por determinados afectos, cultura e historia; es el equivalente al orgullo que siente una persona por pertenecer a una familia o también a una nación; en función de ello, al sentirnos patriotas, debemos de tener claro el compromiso de respeto y amor a nuestro país y a los buenos ejemplos que le sumen heroicidad a nuestra forma de ser y de pensar, procurando siempre trabajar honestamente para contribuir así al bienestar común, desarrollando y asumiendo un comportamiento que fomente y refuerce la lealtad a nuestra nación. 

México requiere ahora más que nunca de mexicanos extraordinarios que sean fuente inspiradora de superación continua y de alcances sobresalientes, pero sobre todo, requiere de hombres y mujeres comprometidos con la ética para poder consolidar un presente certero y un futuro prometedor; es bien cierto que el patriotismo está ligado a los grandes acontecimientos históricos en donde nuestros héroes lucharon por darnos patria y libertad, pero la vida transcurre y las generaciones cambian, es por eso que se hace necesario no olvidarnos de la historia, dándole potencia al pasado y vitalidad al ahora mismo, para construir el día a día con verdadera vocación patriótica pero cuidando de que esta no sea una simple simulación, que sea más bien nuestra máxima convicción, en donde esté intrínseco el sentir de lo que anhelamos pero también la responsabilidad de lo que le aportamos a la patria con nuestra dedicación y conducta. 

En otras palabras, México necesita de patriotas y no de patrioteros, los primeros trabajan por su patria y son producto del esfuerzo y, los segundos, sólo aluden a la patria en las ceremonias en donde con dolo y perversidad convenenciera, matizan discursos pletóricos de mentiras y de hipocresía; es ahí, en estas definiciones, donde debemos acomodarnos cada quien de acuerdo a lo que somos y porque lo somos, pero hacerlo de manera correcta y sincera, ya que tenemos que transitar en el conocimiento de nuestra realidad para saber el fondo de las causas y el por qué de las situaciones, de tal manera que sepamos qué hacer y cómo actuar. 

México es un país enorme en muchos aspectos y descansa su prestigio en los más de 120 millones de hijos que, en diferentes etapas de su vida, le juran amor y fidelidad pero que, en muchas ocasiones, en el trayecto de sus vidas traicionan a la patria envenenado a su tesoro más preciado, la niñez y la juventud, introduciéndolos en fangos adictivos sin salida que solamente les aceleran el miedo, la zozobra y la muerte, enriqueciéndose vilmente por esta lesiva, cruel y depredadora actividad criminal. México no necesita de gente que alimente división y odios, menos enconos o venganzas, México requiere de gente sensata que se preocupe y se ocupé de servirle de la mejor manera a una sociedad ávida de mejores condiciones de vida y desarrollo.

El Patriotismo no es una declamación, no es un poema, es sin duda nuestra propia inspiración de lo que México merece y que por lustros se le ha negado, una patria sana donde todos, pero en espacial los mexicanos que viven en una pobreza estacionaria y lacerante, puedan ser atendidos con prontitud por las instancias públicas de salud, otorgándoles lo suficiente para poder conservar su vida; urge cambiar el círculo vicioso del burocratismo hostil por el trato considerado y humanista; México es un país bondadoso en donde, sin saberlo los ciudadanos, el gobierno distorsionó la brújula de cuándo y por qué se perdió y que no ha terminado de encontrarse, siendo un hecho que muchos están interesados en mantenerlo extraviado, amputándole su alma y espíritu patriótico para que al vencer totalmente, como el jinete apocalíptico, lleven la desolación a una familia, a una sociedad y a la nación entera; eso, por supuesto, no se puede ni debe permitir, porque México está muy por encima de sus problemas y de su gobierno, México somos todos los que con gran fervor y con el corazón hinchado de emoción, saludamos su gloriosa tradición y lo honramos todos los días, realizando nuestros quehaceres con honestidad, dando muestra de decencia y honradez. 

El patriotismo es sin duda la más elevada expresión de respeto y aceptación de la herencia recibida porque manifiesta el reconocimiento a los que nos precedieron en la construcción de nuestra nación. Todos los seres humanos somos portadores de valores; los valores guían nuestra conducta y nos ayudan a establecer prioridades, a tomar decisiones especialmente en momentos de incertidumbre o en situaciones difíciles, debiendo en los lances dudosos, elegir el más digno de su espíritu y honor. Hagamos patriotismo, pero el verdadero, el que sí se siente, el que sí es congruente, el que sí nos da honor. 

México merece de una nueva generación de héroes y para ello, hay que luchar desde el respeto a uno mismo, respeto a las leyes y el respeto a todos. Necesitamos héroes de hoy que valoren el pasado y admiren a los que se fueron y lucharon por los que estamos y por los que vienen. Mexicanos patriotas de hoy y del futuro que quieran a sus símbolos patrios y sean transmisores de sus excelsas virtudes. Hagamos Patria hoy y siempre, no perdiendo el tiempo porque la vida es fugaz; el patriotismo está en nuestra mente y corazón, en nuestras familias, en nuestra aspiración, pero sobre todo, en nuestra conciencia, misma que nos obliga a redoblar esfuerzos para entregarle y darle a la juventud de nuestros días, ejemplos que les sirvan para realizar y construir una vida semejante a la de nuestros próceres que vivieron con un sol radiante y murieron como todos los días, con una noche pero iluminada por las estrellas… México evoluciona para la inmortalidad por ser objeto del superlativo honor de ser una tierra de patriotas… Ha llegado el momento de ser justos con la grandeza de nuestra patria… México «Dios, un soldado en cada hijo te dio»…

Tte. y Dr. Manuel Guzmán García, Comisionado Presidente de la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas del Estado Libre y Soberano de Oaxaca.

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