Por: Manuel Guzmán García
Existen principios y valores que le dan fortaleza a nuestras convicciones patrióticas, la ética uno de ellos, inclusive se le puede considerar un valor supremo porque agrupa otros principios más que le dan perdurabilidad y vigor; el agradecimiento también juega un papel preponderante en la forma de ser de cada quien, es tan importante que se le ha considerado muy por arriba del amor. Pero existe un principio y una característica con especial valor determinante en la conducta humana que se llama lealtad y la lealtad es una muy especial convicción, en donde la persona se compromete con sus allegados de tal forma, que estará presente en los buenos momentos así como también frente a cualquier dificultad; si se define un antónimo de este valor moral, se describiría a la traición, y la traición es tan funesta que ni el diablo la puede ni debe perdonar.
Pero qué más pensamos cuando hablamos de lealtad, y esto nos obliga a darnos a la tarea para poderla entender, de buscar referencias de todo tipo y detallamos, por ejemplo, que la lealtad es cuando dos amigos superan retos juntos con equidad y conjugando el verbo triunfar, y ambos también viven y sobreviven en los buenos y generosos tiempos como en las malas e injustas situaciones y, que a pesar de los avatares, permanecen siendo leales entre sí o mejor aún, cuando la lealtad se exalta en circunstancias donde el acompañamiento y la solidaridad son esenciales; por supuesto que si nos vamos al campo sentimental, referimos que la lealtad en pareja es la comunicación, el entendimiento y que los más justos acuerdos, los hacen ser leales mutuamente.
Pero inexplicablemente, pocas veces hablamos de nuestra lealtad a la patria, y menos reconocemos que esta lealtad es la máxima expresión de respeto y aceptación de la herencia ancestral de nuestros pueblos originarios, entregada a cada generación que vive dentro de la esencia de nuestra grandeza milenaria y excepcional mexicanidad; además, constituye el honor de los que nos precedieron en la construcción de nuestra nación y porque representa el valor fundamental de todo ciudadano, ya que en su lealtad, basa su vocación de servicio y de amor por Mexico, y a México, ya no le podemos seguir fallando; tenemos que cambiar para poder contextualizar de manera positiva y no convenenciera, las máximas virtudes de la patria nuestra, vivimos ahora tiempos definitorios en el destino de nuestra república y este no lo determina la política, lo acentúa más bien, nuestra inspiración por acrecentar el más sublime, honesto y generoso sentimiento por nuestra patria, porque eso le permitirá a nuestros hijos e hijas, ampliar sus conocimientos, pero sobre todo, reforzará su autoestima, porque se sentirán orgullosos de su país, de su cultura y sus costumbres, sentirán arraigo y sentido de pertenencia, lo que traerá como consecuencia, la formación de los héroes de hoy, que si bien no emergen de las guerras y de la lucha armada y se forjan en el trabajo y la superación continua para que con su esfuerzo aporten ejemplos que le den a nuestra patria transcendencia y vigor, grandeza y libertad, México necesita de su hijos para consolidar su presente y porvenir.
Es ahora cuando cada mexicano, por sí mismo, sin manipulación alguna, puede escribir las páginas más excelsas de su paso por la vida haciendo patriotismo, ya que se entiende ahora que el amor, devoción y compromiso que se tiene por México y sus símbolos patrios, son más grandes que su vida, por lo que, sin miramiento alguno, los antepondrá siempre ante cualquier interés personal o de grupo que pretenda devastar nuestra patria.
México hoy más que nunca, requiere de ciudadanos de a pie, con sólidos principios éticos y morales que contrarresten con hechos reales, positivos y propositivos, a quienes sólo despliegan las deficiencias y ofrecen rutas de fractura o desarticulación en la sociedad, para que al vencer, sólo lleven la desolación y la venganza para exterminar la unidad familiar; no debemos permitir que nos dividan, no debemos permitir que nos separen.
Que nuestra conciencia y lealtad a México nos convoque a la unidad esencialmente ciudadana, al esfuerzo colectivo, a la visión compartida que permitirá liberar el verdadero potencial de nuestro país; no necesitamos, para ser patriotas, estar en el gobierno, estar en un partido político o pertenecer a grupos de poder económico; para ser patriotas, necesitamos ser nosotros mismos y amar a México. Hagamos patria ahora para que más tarde nos recuerden con honor… Lealtad a México, lealtad a nosotros mismos, ¡¡Viva México!!
Por último, yo le diría a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes mexicanos, que atendiendo y parafraseando al ilustre escritor español, Miguel de Cervantes Savedra en su obra magna «Don Quijote de la Mancha», el siguiente pasaje: “Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen dificultad te parecen imposibles; confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”. Así aconsejaba Don Quijote a Sancho hace más de cuatro siglos, y no era ni es mal consejo… Es tiempo de las mujeres, es tiempo de los jóvenes, es tiempo de todos… Hagamos Patria con lealtad y honor.
Tte. y Dr. Manuel Guzmán García. Comisionado Presidente de la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas Capítulo Oaxaca.