Por: Roberto Villagrán Torres y Romina Silva Espejo
La economía sustentable es materia urgente para nuestros tiempos de crisis social, ambiental y económica. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la economía sustentable se preocupa equilibradamente por los beneficios financieros, sociales y ambientales con el propósito de elevar el bienestar social y reducir los daños humanos y medioambientales que genera el consumismo y los procesos de producción actuales.
Para alcanzar la economía sustentable, deben ubicarse productos y ciclos de producción respetuosos con el medio ambiente y la sociedad; una opción, es el cultivo y consumo de algas, actividad beneficiosa para el medio ambiente y realizada en las costas marinas por pescadores locales que venden las algas a empresas que procesan y extraen compuestos naturales para aplicarlos en la industria. Un ejemplo de ello es la carragenina.
La carragenina es un compuesto extraído de las algas marinas y añadido a productos que contienen leche como el queso, helado, yogures, postres, mantequillas, leche en polvo, leche de almendra, coco y leche de origen animal, con el objetivo de otorgarles a los alimentos una consistencia agradable, espesa y gelatinosa. A pesar de que se ha intentado buscar alternativas para sustituir a la carragenina, la realidad es que no existe reemplazo óptimo, lo que la convierte en materia prima indispensable para la industria alimentaria y un mercado sustentable en expansión para los países con costas aptas para el cultivo de algas.
El mercado de la carragenina ha probado ser redituable y de fácil manejo, gracias a que las algas rojas marinas (única fuente de extracción de carragenina) tienden a crecer fácil, rápido y sin necesidad de grandes gastos de inversión para los cultivadores, esto representa una nueva opción de empleo y nuevas fuentes de ingreso para las personas que habitan las costas marinas, también significa una alternativa a la pesca, la cual se encuentra en brusco descenso debido a la pérdida de peces.
Además del beneficio económico para la población, los cultivos de algas en el mar, ayudan enormemente a resolver los problemas ambientales porque realizan fotosíntesis como las plantas, disminuyen la temperatura del aire y del agua marina, se alimentan de desechos orgánicos de otras especies (como nuestros desechos), generan hábitats para animales marinos y pueden acompañarse con cultivos de especies de almejas y ostiones para formar un cultivo autosostenible.
Desafortunadamente, el mercado de la carragenina ha sido mínimamente aprovechado en México. Nuestro país cuenta con especies prometedoras para la producción y cuenta con costas marinas ideales para su cultivo, sin embargo, la falta de interés y de investigación por parte del gobierno y de los centros de investigación, ha sido un lastre para el desarrollo sustentable.
Falta esfuerzo, investigación y visión para aprovechar y posicionar en el mercado en crecimiento, lo que la carragenina significa (hoy, mercado dominado por Asia). Sería un error ignorar la oportunidad.