Por: Psicoterapeuta Rosa María Ortiz Prado
Todos los seres vivos dormimos, incluso las plantas durante la noche liberan CO2, y durante el día oxígeno, ya que estamos sujetos a los llamados ciclos circadianos, que vienen de una palabra griega que quiere decir: cerca del día. Las aves, los mamíferos inferiores y nosotros, liberamos una sustancia llamada melatonina, que induce somnolencia cuando el sol decrece e inicia la noche, de tal manera que el sueño es parte integral y fundamental de la vida, una necesidad biológica que permite la homeostasis en nuestras células, la limpieza de los radicales libres en nuestro cerebro y en todo nuestro cuerpo y, de la misma manera, influye en nuestro sistema inmunológico para elaborar anticuerpos que nos protegen de las enfermedades, evitan la fatiga física y mental y contribuye al fortalecimiento de la memoria y del aprendizaje, después de una noche de buen sueño, al día siguiente nuestra retentiva mejora y se elevan nuestros niveles de atención.
Si un ser humano es privado del sueño durante periodos prolongados puede desarrollar demencia, cuadros depresivos, ansiedad, angustia, fobias y enfermedades orgánicas e incluso, si el periodo fuese extremadamente largo podría conducir a la muerte.
Sin embargo, el sueño es un enigma para la ciencia, no sabemos exactamente por qué dormimos, pero las investigaciones alrededor del mismo se han multiplicado y marcan pautas en las direcciones antes mencionadas; es un fenómeno biológico totalmente reversible, donde hay una disminución casi completa del estado de alerta y cursa por cuatro etapas que van desde la somnolencia, el sueño ligero, el sueño profundo y el sueño de rápidos movimientos oculares, etapa en la que según las investigaciones, se dan los ensueños o lo que comúnmente llamamos, sueños; en la etapa tres del sueño profundo, las investigaciones señalan que también podemos soñar; sin embargo, los sueños que frecuentemente recordamos, son los que se dan en la etapa cuatro o conocida como sueño REM.
Nuestro cerebro nunca descansa, está activo aun cuando dormimos, pudiendo incluso, durante el sueño, tener una actividad eléctrica tan intensa como en la vigilia. Freud decía que los sueños son la representación de aspectos reprimidos del inconsciente, anhelos insatisfechos, metas no alcanzadas, amores no realizados, frustraciones, ansiedades irresueltas, fobias, tensiones internas, angustia e incluso, llegó a señalar que podrían ser el preámbulo que nos hablase de una enfermedad futura, física o mental; mencionando también que existían los sueños premonitorios, sin embargo, las investigaciones actuales desdicen esta teoría y la reducen a conceptos meramente de representaciones en imágenes de eventos cotidianos, memoria y recuerdos.
La totalidad de nosotros sueña, aunque sólo el 40% de nuestros sueños pueden ser recordados, incluso, algunas personas dicen que nunca sueñan.
Para concluir esta primera parte, mencionemos a Shakespeare en la frase: “morir, dormir, con suerte soñar, ¡Ay! esa es la duda; pues en ese dormir de muerte qué sueños vendrán”.
¡Gracias por leerme!