Por Ángeles Castro, Mexicana Universal Oaxaca 2019 “Jamás estamos solas, la violencia nos sigue a todos lados”
A principios de marzo, millones de mujeres alzaban la voz al ritmo del himno feminista “el violador eres tú”, luchando por el reconocimiento real de nuestros derechos; sin embargo, aproximadamente un mes después, un nuevo fenómeno acaparó títulos de periódicos, noticias, incluso, redes sociales, ya no hablaban de las grandes concentraciones de mujeres exigiendo sus derechos como meses atrás, ahora pedían una y otra vez quédate en casa.
Comenzaron aquellos tiempos del famoso encierro, nuestro hogar ya no era seguro, al menos para nosotras que habíamos encontrado un peligro y no, no nos referimos al virus que reinaba en todas las partes del mundo, me refiero a aquel de ocultaba una gran oscuridad y sí, aquella cuarentena obligatoria con nuestro abusador.
En noviembre de 2019, el INEGI señaló que cuatro de cada 10 mujeres (43.9%) “ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual o la última, a lo largo de su relación”. Otro estudio encontró que de 2000 a 2017, los homicidios en casa son significativamente mayores para niñas, adolescentes y adultas mayores, quienes son asesinadas con mayor violencia y furia, a través de asfixia, uso de arma blanca, envenenamiento o el uso de fuerza corporal.
Siendo mujeres dejamos de estar seguras; el constante miedo te persigue, quedarte en casa o salir a la calle, comenzaron a dar igual; el encierro que vivíamos todas las familias que habitábamos el mundo, comenzaba a aumentar la tensión dentro de estas, particularmente, aquellas con bajos recursos, caracterizados por domicilios más pequeños y una situación adicional de estrés por la pérdida de ingresos, de empleos o el temor a perderlos.
De acuerdo con las cifras oficiales reportadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), sólo en marzo, las llamadas de auxilio procedentes incrementaron a un 23% respecto de febrero con un 10%. Por su parte, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública reportó un aumento de 32% en este mismo lapso, sólo en la Ciudad de México.
Nos estamos enfrentando a un problema que está causando muertes, está frustrando vidas y dañando otras, en donde ninguna estadística mejora, ni para la madre, ni para los hijos.
La Agencia de Salud Sexual y Reproductiva de las Naciones Unidas (UNFPA), calcula que si el confinamiento continúa, en los próximos seis meses se producirán otros 31 millones de casos de violencia doméstica en el mundo; otro dato importante es el que establece el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) manifestando que denunció este 18 de mayo un incremento de la violencia contra los niños en México.
“El aumento en los niveles de estrés, la inseguridad económica y alimentaria y el confinamiento a causa del COVID-19, han elevado radicalmente los niveles de violencia doméstica en México”, expresó la Unicef en un comunicado.
Pero, ¿Por qué sucede esto? Es fácil, entramos en un círculo vicioso, tenemos el conocimiento que actos como golpes, jaloneos o gritos son formas de violencia que se ejercen contra otras personas pero, por increíble que parezca, hay grados de agresión que comenzamos a normalizar desde pequeños y les comenzamos a dar la razón y, la razón, es porque padres violentos están haciendo hijos violentos que a su vez, cuando el momento llegue, serán padres y repetirán el ciclo. Esto es un grave problema, bueno, depende del entorno en el cual se mire, pues si se está rodeado de una sociedad en la cual ha olvidado sus valores entonces, ese hijo que creció violento, será acogido y normalizado por la sociedad.
¡Si conoces o sabes de alguien que sufre de violencia, haz una llamada de emergencia al 089 y 911! Alza la voz y denuncia. ¡No estamos solas!