Ciento y tantos días después…

Por Dra. Rosa Ma. Ortíz Prado. Hoy les escribo desde el cambio, los últimos meses han traído cambios y más cambios para todos. Estamos viviendo una crisis sin precedentes, de salud, económica, emocional. Que nos está moviendo el piso desde lo personal, pasando por lo comunal y llegando a lo global.

“Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por una incapacidad del individuo para manejar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo.” (Slakeiu, 1996)

De acuerdo a esta definición que nos da este psicólogo, reconocido internacionalmente por hablar sobre intervención psicológica en crisis, estos momentos nos ponen a prueba y a veces, nos arrojan como resultado una incapacidad en los individuos de poder utilizar herramientas a las que antes recurríamos; esto nos hará desarrollar nuevos métodos y entonces, potencialmente, podemos tener un resultado negativo o positivo, podemos crecer o derrotarnos en el intento.

En enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de la enfermedad por el COVID-19 como una emergencia de salud pública de importancia internacional. En marzo del 2020, tras una evaluación, la OMS decidió que el COVID-19 puede ser caracterizado como una pandemia; y, el 27 de febrero se confirmó el primer caso de COVID-19 en México. Finalmente, el 4 de marzo, inicio el programa nacional “quédate en casa”, que nos llamó a resguardarnos de una amenaza invisible pero tangible. No ha sido fácil.

Poco a poco, las personas han regresado a las calles, porque como sabemos, una parte importante de la población en nuestro país no tiene un sueldo seguro que le permita aislarse y menos de manera indefinida. La fluctuación del semáforo de riesgo en nuestro Estado, también ha sido decisivo para observar más y menos población en las calles, más y menos cuidados por parte de individuos y negocios.

Una parte muy importante, que a veces no atendemos durante todo este proceso de cambio, es nuestra salud mental. Bastante olvidada, pero que cuando se tambalea, puede tener influencia en nuestra salud física, en nuestra vida familiar, en nuestro mundo laboral.

A lo largo de estos meses, en muchos de nosotros, observamos consecuencias importantes en este sentido:

            •          Aumento en ansiedad

            •          Cambios en los patrones de sueño o alimentación

            •          Dificultades para dormir o concentrarse

            •          Agravamiento de problemas de salud crónicos

            •          Agravamiento de problemas de salud mental

            •          Mayor consumo de alcohol, tabaco y otras drogas

            •          Dificultades en las familias y parejas

            •          Sensación de fracaso

            •          Expectativas frustradas

Probablemente al principio, escuchamos mucho sobre el manejo de la ansiedad y esto, aunque sigue siendo de mucha utilidad, ha ido cambiando a lo largo de las semanas y, ahora, como profesionales de la salud, empezamos a observar también una incidencia importante de personas con sintomatología de depresión.

Me gustaría hacer algunas recomendaciones generales para poner atención a nuestra salud mental:

            •          Respira, existen múltiples ejercicios que nos ayudan a entrar en contacto con la respiración de manera consciente; cuando hacemos esto, podemos regular de mejor manera la sensación de ansiedad.

            •          Medita, la meditación no tiene que ser larga ni pesada, busca ejercicios de mindfulness, son cortos y al grano, te ayudarán a construir el hábito y está comprobado que ayudan a la sintomatología de la ansiedad y la depresión.

            •          Autocuidado, haz una lista de aquellas cosas que necesitas hacer, un check de que están equilibradas (alimento, sueño, ejercicio) cosas que sí se pueden hacer y solucionar en el inmediato.

            •          Rutina, mantén lo más que puedas hábitos y rutinas, te ayudará a sentirte en control y tranquilo.

            •          Ayuda. Si lo necesitas, busca ayuda de un profesional, muchos estamos trabajando en línea y podremos ayudarte si te acercas.

Espero que estas recomendaciones generales sean para todos de mucha utilidad.

Les mando un abrazo a la distancia.

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