La muerte y las redes sociales 

Por: Carime Kuri Fierros 

La muerte tiene presencia en la era digital; no significa el fin de la presencia pública de una persona. A diferencia de generaciones anteriores, hoy el fallecimiento de un ser querido también implica una serie de decisiones y reacciones ligadas a su identidad digital, especialmente en las redes sociales. El duelo que tradicionalmente ha sido un proceso íntimo y familiar se ve transformado por la posibilidad de compartir, conmemorar y hasta interactuar con la huella digital del fallecido. 

La primera reacción de los familiares cuando ocurre una muerte es acceder a las redes sociales como una herramienta para comunicar la pérdida. Es frecuente encontrar publicaciones que incluyen fotografías del ser querido, mensajes de despedida, reflexiones espirituales o incluso, detalles sobre el funeral.  

Estas publicaciones tocan algunos aspectos que dejan una aportación a la familia: el informar a familiares y amigos de forma rápida y masiva la pérdida del ser querido, y en respuesta, reciben el apoyo emocional de forma inmediata por medio de comentarios, reacciones y mensajes privados; es una herramienta que ayuda a los afectados a liberar tensión, les facilita conectar con sus emociones o bien es el medio del cual se valen para delegar acciones y recibir información, inclusive les permite solucionar pendientes; es sentir la cercanía con otros que están compartiendo el mismo dolor, aun encontrándose muy lejos; es validar el duelo, es decir, darle visibilidad y legitimidad al sufrimiento.  

Las redes sociales permiten una ritualización inmediata del duelo, creando un espacio público para el recuerdo. En muchos casos, estas publicaciones generan cadenas de recuerdos, homenajes y palabras de aliento que contribuyen a mitigar el sentimiento de soledad que acompaña a la pérdida. 

Llega el momento en que la familia se encuentra ante la decisión de cerrar, dejar abierta o conmemorar la cuenta de su ser querido. Algunos familiares optan por mantener la cuenta como estaba, sin modificar nada, la presencia digital permanece intacta y las personas pueden seguir accediendo a sus fotos, publicaciones y mensajes del ser querido. Se entiende que esta acción es a manera de mantener viva la memoria y el recuerdo del familiar ausente; su desventaja es que puede generar un duelo congelado, es decir, no se acepta plenamente el fallecimiento.  

Es sabido que Facebook permite convertir un perfil en una cuenta conmemorativa. Esta conserva el contenido del usuario, pero limita su visibilidad y prohíbe nuevas publicaciones en nombre de la persona fallecida. Los familiares pueden designar un “contacto heredero” que sea quien gestione la cuenta.  

Algunos familiares consideran que eliminar el perfil es la mejor forma de cerrar el ciclo y evitar el dolor. La ventaja es evitar exposiciones innecesarias o posibles hackeos. En el contexto digital, pueden surgir tensiones entre familiares sobre qué es lo correcto. Algunos desean mantener el perfil activo como una forma de consuelo, mientras que otros prefieren cerrar todo por salud emocional. 

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