Estrés crónico y sus afectaciones 

Por: Carime Kuri Fierros 

Actualmente vivimos con el ritmo de vida acelerado, donde las demandas diarias generan una presión constante sobre las personas. El estrés se ha convertido en el compañero habitual, pero cuando este se prolonga con el tiempo y se vuelve persistente, ya se habla de estrés crónico. A diferencia del estrés agudo, que es temporal y puede tener incluso efectos positivos como el aumento del rendimiento en situaciones puntuales, el estrés crónico es dañino y puede desencadenar graves consecuencias físicas, psicológicas y emocionales. Este texto pretende analizar qué es el estrés crónico, cómo se manifiesta, qué efectos tiene sobre la salud y qué estrategias pueden ayudar a manejarlo. 

El estrés es una respuesta natural del organismo frente a situaciones que percibe como amenazantes o desafiantes. Al presentarse una situación amenazante real, incluso percibida, el cuerpo activa el llamado “sistema de respuesta al estrés”, que incluye la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Esta respuesta prepara al cuerpo para la acción presentando: aumento en el ritmo cardíaco, presión arterial elevada, alerta mental aguda entre otros. 

Sin embargo, el problema surge cuando la respuesta se mantiene activa durante largos períodos de tiempo, a lo que se le llama estrés crónico; este se da cuando la persona está constantemente sometida a presión laboral, problemas familiares, dificultades económicas, enfermedades crónicas o falta de apoyo social. El organismo no tiene tiempo para recuperarse y eso deteriora lentamente la salud. 

Lo detona un ambiente laboral hostil o exigente, problemas financieros persistentes, conflictos interpersonales y/o familiares, enfermedad crónica personal o de un familiar, falta de apoyo emocional, aislamiento social, experiencias traumáticas no resueltas, estilo de vida deficiente presentando insomnio, mala alimentación, adicciones, entre otros. No se puede dejar de lado las características propias de la personalidad como el perfeccionismo, el control o la falta de habilidad para el manejo de emociones que puede incluso agravar la vulnerabilidad del estrés crónico

Se presenta con fatiga persistente, dolores musculares, dolor de cabeza frecuente, problemas gastrointestinales, insomnio o mala calidad del sueño, alteraciones en la presión arterial, problemas dermatológicos, dificultad para concentrarse, pérdida de memoria a corto plazo, pensamientos negativos, dificultad para tomar decisiones, ansiedad constante, irritabilidad o mal humor frecuente, tristeza o desesperanza, sentimiento de abrumo o estar sin control, aislamiento social, aumento en las adicciones o iniciar con ellas, cambios en los hábitos alimenticios, disminución de la productividad y pérdida de la motivación. Una o varias de estas manifestaciones pueden variar en intensidad y frecuencia, pero cuando se prolongan durante semanas o meses, indican que el estrés ha pasado a un nivel crónico. 

El impacto en la salud afecta los sistemas: cardiovascular, inmunológico, digestivo, endocrino, metabólico y, por supuesto, afecta terriblemente la salud mental, presentando lo más común: ansiedad y depresión. El estrés crónico no respeta edad ni sexo. Es importante acudir a un profesional para ser diagnosticado y atendido a tiempo. 

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