Poco a poco los estereotipos de género van cambiando, nos recuerda que la familia, la pareja y nuestras propias identidades se van modificando de acuerdo a nuestras nuevas maneras de pensar, nuestro nuevo conocimiento, la necesidad de ver al mundo y vivirlo de una manera nueva y diferente, una manera que nos haga más humanos, mejores seres humanos.
Uno de los estereotipos que lentamente se va modificando, es el rol del padre en el cuidado y desarrollo de los niños. Una tarea que antes era típica y exclusivamente femenina, está adecuándose a una interacción de género más equitativo.
Por fin, estamos dejando de escuchar cosas como: “es que el papá de los niños me ayuda a cuidarlos”, “él me apoya siempre, tengo mucha suerte”; ahora nos estamos dando cuenta de que el padre “no ayuda”, el padre no puede “ayudar” en algo que también es su responsabilidad, algo que también es suyo; para ayudar, necesitaría ser una persona externa que no entra dentro de su papel de padre. Actualmente, las palabras y nuestro lenguaje están cambiando para reflejar nuestra nueva conciencia: los niños son responsabilidad de ambos progenitores. Además, es una verdad que cambia poco a poco el futuro, no sólo de nuestras familias, sino también de nuestra sociedad, es una verdad que a los niños les beneficia en múltiples factores.
La paternidad involucrada es buena para los niños; la evidencia muestra que cuando los hombres se involucran, desde el comienzo de la vida, en el cuidado de los niños (participando en la atención prenatal, la educación, la presencia durante el parto o pidiendo permiso para ausentarse del trabajo por el nacimiento de su hijo) establecen un patrón de mayor involucramiento que perdura toda la vida.
«La participación positiva de los padres en la vida de sus hijas e hijos mejora la capacidad física, cognitiva, emocional y social, lo que contribuye a su felicidad” (State of the World Fathers report, 2015).
También para los propios padres, el tener una crianza involucrada, significa beneficios. Se ha demostrado, en diversas publicaciones, que los padres involucrados:
- Tienen mayores beneficios sobre su salud física, mental y sexual
- Establecen una mejor relación con su pareja
- Se sienten más felices y más realizados
- Tienen momentos de felicidad más continuos que los de padres ausentes
Y, aunque sabemos la dinámica, las familias con este tipo de vidas, pueden ser ridiculizadas o molestadas al tratar de cambiar los estereotipos. Pero es parte de nuestro trabajo como padres y madres, para que nuestros hijos puedan vivir una paternidad y una maternidad diferente, menos cargada de presiones sociales sobre “lo que se debe hacer y lo que no”.
Cabe señalar que en México todavía no tenemos prestaciones laborales para los varones, como por ejemplo, periodo de paternidad por parte del trabajo; sin embargo, existen diversas formas en las que podemos empezar a trabajar para vivir una paternidad diferente.
¿Cómo podemos empezar a involucrarnos más como padres? Recordemos que los padres traen a la mesa contribuciones y maneras únicas de convivir con los niños; la manera de comunicarse, jugar y ver el mundo es diferente; por lo tanto, aunque no hay una receta que seguir para involucrarse plenamente, sí se deben hacer ciertas preguntas para un mejor convivio y poner en práctica pequeñas acciones que auxilien en este proceso.
¿Qué tipo de padre me gustaría ser?
¿Qué tipo de padre me hubiera gustado tener?
¿Estoy ofreciendo a mi hijo o hija lo mejor de mí?
Algunos puntos importantes de recordar:
Sé consciente de que la paternidad involucrada ha evolucionado a lo largo de generaciones y es poco probable que esta generación puedan confiar exclusivamente en modelos de sus propios padres. En su lugar, piensa en las cosas que te gustaban de tu padre, esfuérzate por corregir los hábitos que no funcionaban y toma otros ejemplos de los padres que están viviendo la paternidad como tú.
- Crea espacios familiares donde puedas convivir con tus hijos y programa tiempos exclusivos que te permitan tener contacto con ellos de una manera sustancial y de calidad.
- Recuerda hablar con tu familia, date cuenta de las ideas que tal vez tengas sobre la paternidad que no te gustan y considera tal vez cambiarlas si es necesario. Prueba nuevas maneras de hacer las cosas.
- Busca personas que piensen como tú y que te respalden para seguir haciendo estos cambios.
Recuerda que padres y madres tienen la oportunidad de ser diferentes en sus roles cada vez que interactúan con sus hijos. Al final, ser padre es lo que estás haciendo ahora mismo. No la semana pasada, no el próximo año, es ahora mismo.
Muchas gracias por acompañarme nuevamente y leerme, espero que este espacio te ayude a generar nuevas ideas y nuevas preguntas.
Dra. en Psicología Rosa María Ortíz Prado
Sexóloga. Coach certificado internacional.
Mariano Matamoros #201
Col. Centro, Oaxaca de Juárez
Tel: 951 547 12 47 y 51 38 304