Por Uriel de Jesús Santiago Velasco
La Guelaguetza, sin lugar a duda, es la fiesta étnica más importante en América; única en su tipo y orgullosamente oaxaqueña. Los orígenes de esta celebración son muchos; debe reconocerse que es un espectáculo que se presenta año con año para deleitar a la ciudadanía y al turismo nacional e internacional.
Antiguamente, los primeros habitantes de Huaxyacac subían al cerro Daninayaaloani o cerro de la bella vista para recolectar azucenas y rendir culto a Centéotl, deidad del maíz. Con la conquista y la evangelización, las fiestas coincidieron con el culto a la virgen del Carmen con la que rápidamente se identificaron los indígenas ya que, desde la colonia hasta nuestras fechas, ella es venerada.
Después de la Revolución, ya en el México independiente, los habitantes de la ciudad y de las poblaciones vecinas, seguían con la costumbre de subir al cerro durante los últimos lunes de julio. Cabe mencionar que el cerro se rebautizó, popularmente como Cerro del Fortín, después de la toma de la ciudad de Oaxaca por el General Morelos en 1812. Desde finales del siglo XIX, la celebración de los lunes del cerro ha sido todo un acontecimiento social y familiar.
Las familias acostumbraban subir a desayunar al Cerro del Fortín, donde compartían con sus amistades los alimentos y, poco a poco, gestaban grandes pláticas que duraban hasta el atardecer, hora en la que descendían para visitar el Templo del Carmen alto y pasar por el manto de la virgen, la cual era celebrada en esas fechas.
Con los años, la tradición se fue perdiendo pero, el 14 de enero de 1931, un fuerte terremoto destruyó gran parte de la ciudad y la población se devastó; en ese entonces, el gobernador Francisco López Cortés (1928-1932), para reanimar a la sociedad y celebrar los 400 años de la elevación de Oaxaca al rango de ciudad, decidió organizar, junto con oaxaqueños distinguidos como: Alfredo Canseco Feraud, Alberto Vargas Merino, Guillermo Rosas Solegui, Jacobo Dalevuelta, Edelmira Cuevas y Julia Fernández, el programa titulado: Homenaje Racial en el que se invitó a embajadores de las siete regiones del Estado para representar, en el Cerro del Fortín, los bailes y trajes típicos de sus respectivas regiones, evento llevado a cabo el 25 de abril de 1932.
Fue todo un acontecimiento; sin saberlo, habían organizado el principio de una de las fiestas más importantes de América. Sin embargo, el espectáculo no se repitió sino hasta 1933, fecha en la que se inauguró el primer Congreso de historia. Fue hasta 1953 que el gobierno del Estado, al mando de Manuel Cabrera Carrasqueado (1952-1955) en colaboración con el H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, se propuso estructurar nuevamente lo que fue el homenaje racial, para ofrecérselo a los turistas que visitan la ciudad. Dando así, el nombre de Guelaguetza, tomado de la acción zapoteca de hermanarse en los momentos de fiesta y necesidad.
Por ello, desde esa fecha se celebra, de manera ininterrumpida durante el mes de julio, la tradicional y única Guelaguetza que en esta ocasión se llevará a cabo los días 23 y 30 de julio. Son días de fiesta, magia y color que debes vivir para conocer Oaxaca.