Por: Dra. Adairis Mandujano
En la Medicina Tradicional China (MTC), el ser humano no está hecho sólo de carne y pensamiento, sino también de una energía luminosa que da sentido y dirección a la existencia: el Shén (神), el espíritu del corazón. Cuando el Shén brilla, la vida fluye con propósito y serenidad; cuando se apaga, el cuerpo enferma y la mente se extravía.
El Shén es el principio espiritual más elevado del ser humano. Habita en el corazón (Xin) y representa la conciencia, la claridad mental, la alegría y la conexión con la esencia de la vida. Es el fuego interior que ilumina la mirada, anima la palabra y da dirección al alma.
En la filosofía china, el Shén es uno de los Cinco Espíritus (五神, Wǔ Shén):
- Hún, el alma etérea del hígado (creatividad y sueños)
- Pò, el alma corporal del pulmón (instinto y percepción)
- Yì, el pensamiento del bazo (memoria y reflexión)
- Zhì, la voluntad del riñón (determinación y propósito)
- Shén, el soberano del corazón, que armoniza a los demás
Cuando el corazón está tranquilo, el Shén se asienta y la salud florece. Cuando se agita, el Shén se dispersa, y el equilibrio interior se pierde.
Lo que el Shén preserva
El Shén preserva la claridad mental, el equilibrio emocional, la capacidad de amar sin exceso, el sueño reparador y la presencia vital. Es quien nos permite sentir alegría sin euforia, tristeza sin desesperación y amor sin apego. Un Shén armonioso refleja un corazón abierto, una mente despierta y una vida con sentido.
Síntomas de un buen Shén
- Brillo en los ojos y semblante sereno
- Sueño profundo y descanso reparador
- Comunicación empática y voz cálida
- Claridad mental, memoria activa, alegría natural
Una persona con un Shén equilibrado irradia paz y confianza; su sola presencia transmite equilibrio.
Síntomas de un Shén alterado
- Insomnio, palpitaciones o ansiedad
- Tristeza, angustia o pensamientos dispersos
- Pérdida de concentración y sentido vital
- Mirada apagada o sensación de vacío interior
El Shén alterado refleja un corazón agitado. El fuego interno puede volverse desbordado —euforia, irritabilidad— o extinguirse —apatía, desánimo—. Ambos extremos son señales de desconexión entre cuerpo y alma.
Ocho consejos para preservar el Shén
- Cultiva el silencio. Dedica unos minutos al día a respirar conscientemente o meditar. El silencio permite que el Shén repose en su morada: el corazón.
- Descansa sin culpa. El sueño es alimento del alma. Dormir bien y en horarios regulares fortalece el fuego interior sin agotarlo.
- Nutre la sangre y el corazón. Alimentos como dátiles rojos, avena, goji, lentejas y granada, nutren la sangre que sostiene al Shén.
- Modera los pensamientos y emociones. La preocupación, la ira o la tristeza prolongada, lo dispersan. La serenidad mental es su escudo más poderoso.
- Conecta con la naturaleza. Caminar descalzo, observar el amanecer o sentir el viento, calma la mente y armoniza el fuego del corazón.
- Rodéate de vínculos genuinos. *La honestidad, la gratitud y la empatía, alimentan el Shén; la mentira, la prisa y la superficialidad, lo debilitan.
- Agradece cada día. La gratitud abre el corazón y devuelve al espíritu su brillo natural.
- Presérvalo con acupuntura. La acupuntura calma el fuego del corazón y restablece el orden del espíritu.
Puntos como Shenmen (C7), Yintang, Neiguan (P6) o Anmian armonizan la mente, regulan el sueño y devuelven serenidad.
La medicina del corazón
Cuidar el Shén es cuidar el sentido mismo de la vida. En tiempos de ansiedad, insomnio o desconexión emocional, no se trata sólo de aliviar el cuerpo, sino de reunir el alma dispersa y devolverle su morada al corazón.
“Cuando el corazón está sereno, el espíritu brilla. Y cuando el espíritu brilla, toda la existencia se ordena en ti.”
Adairis Mandujano
Especialista en Acupuntura y Medicina China por The Wolrd Federation of Chinese Medicine Societies
ATI-Medicina Integral
951 187 06 39







