Lo que decimos, lo que sentimos y lo que pensamos

Rosa Ma. Ortíz Prado. Parte 1-2

Lo seres humanos suprimimos a veces información consciente y voluntariamente cuando nos comunicamos, ocultamos conductas embarazosas o comportamientos que nos hacen pensar que vamos a ser rechazados, que podemos perder el respeto o que nos podrán castigar.sadgirl

La ocultación, la utilizamos para encubrir vivencias como el abuso de sustancias, el incesto, los planes suicidas, los errores personales, la infidelidad, el abuso sexual, las conductas delictivas, el alcoholismo, la deserción escolar, las malas calificaciones, el abandono del trabajo, la promiscuidad sexual, etc. Conductas y pensamientos que interpretamos que van en contra de los valores y de la ética, ya sea personales o de la sociedad.

El ocultar, en nuestra conducta, se manifiesta, frecuentemente, de dos maneras: al ser descubierto el niño, adolescente o adulto que está escondiendo algo y puede admitir que oculta algo o puede ocultar su ocultación. Con frecuencia podemos escuchar frases como “no puedo hablar sobre ello”, “N pude decirlo”, “Lo siento, estoy demasiado avergonzado”, “Ya sé que no me creerán, pero… no supe que decir… tuve miedo…” entre muchas otras. Cuando ocultamos algo a la gente significativa para nosotros, podemos sentir culpa; culpa por haber estado ocultando algo o culpa por lo que se esconde; esta doble carga emocional puede conducirnos a admitir dicha conducta. Lonely sad woman deep in thoughts. Portrait of a thinking woman

Por el contrario, si decidimos continuar ocultando dicha conducta o evento, el malestar será triple: la culpa por ocultar, la ansiedad por ser descubierto y el temor al castigo. Los seres humanos sabemos que no podemos ocultar permanentemente cualquier situación engañosa y, cuando la gente que nos ama nos ofrece un espacio de confianza que, la pareja, el hijo, el subordinado o el amigo, creemos no merecer, la culpa aumenta. Cuando la culpa es demasiado intensa, queremos aliviar nuestro cargo de conciencia y entonces la culpa sobrepasa al temor al castigo.

Como si fuera una persona sobre la cuerda floja, el ser humano que oculta, sopesa la necesidad de guardar un secreto frente a la necesidad de confesar; si teme el  rechazo, mantendrá el secreto; si se siente abrumado por la culpa, lo admitirá y, aunque reciba algún tipo de castigo, se sentirá aliviado de la culpa.

Habitualmente las emociones genuinas preceden a la expresión verbal. Por el contrario, lo que es fingido, la emoción fingida, por ejemplo: fingir sorpresa, prosigue a la expresión verbal. Aunque la persona tenga éxito en suprimir la verdad, mediante su expresión verbal, se incrementa la dificultad de suprimir su culpa, su ansiedad y el temor de su comportamiento no verbal, el cual emite un doble mensaje, una fachada falsa de autoconfianza, rectitud, honestidad y confiabilidad, pero, detrás de ella, se esconde ansiedad, culpa, temor y todos estos sentimientos aparecen siempre involuntariamente, como manifestaciones antes de que la persona levante su fachada falsa, psicológicamente llamadas, micro expresiones.

 

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