Por: Dra. Rosa María Ortiz Prado
Un tema relevante y difícil, un fenómeno que no sólo afecta la salud de las mujeres, sino que tiene impacto en su familia y su comunidad. Según el INEGI, el 20 % de la población mexicana consume alcohol de manera riesgosa, y aunque históricamente el alcohol ha afectado más a los hombres que a las mujeres, el consumo va en aumento en estas últimas fechas; actualmente se estima que el 5 % de las mujeres mexicanas adultas presenta algún problema con el alcohol.
Los estereotipos de género juegan un importante papel en el alcoholismo en diversas culturas, aunque durante mucho tiempo se ha visto como una conducta típica masculina y se ha estigmatizado a la mujer que tiene problemas de consumo, la presión social las lleva a ocultar su consumo y a evitar buscar el tratamiento adecuado.
El alcohol impacta a hombres y mujeres de manera diferente; las mujeres metabolizan el alcohol de forma distinta, lo que las hace más susceptibles a enfermedades como cirrosis hepática, problemas cardiovasculares y trastornos gastrointestinales. Y el consumo crónico conduce a trastornos de sueño y cambios hormonales que afectan su salud reproductiva.
Las mujeres que consumen alcohol son más propensas a sufrir depresión, ansiedad y baja autoestima, la relación entre el alcohol y las enfermedades mentales es bidireccional, pudiéndose formar un círculo vicioso. El alcoholismo en las mujeres puede tener un efecto devastador en la familia, como violencia doméstica, separación de los hijos y conflictos interpersonales y de pareja que van al alza conforme la mujer incrementa la adicción alcohólica.
Al considerar el tratamiento del alcoholismo es necesario tomar en cuenta las necesidades únicas de las mujeres desde una perspectiva de género que atienda el acoso, la violencia de género y las responsabilidades de crianza que son situaciones que enfrentan algunas mujeres y que deben considerarse cuando se asume un proceso de recuperación.
Las mujeres con frecuencia requieren de un entorno de seguridad y de confianza para poder exponer su problemática, el acceso a lugares donde se entiendan sus experiencias, motivos y expectativas, puede ser un espacio crucial para lograr su recuperación. Es esencial reconocer que se tienen problemas con la manera de beber alcohol como son: la capacidad de controlar el consumo, el aumento a la tolerancia de ingesta y el descuido de responsabilidades a pesar de saber que hay grandes consecuencias negativas.
Recordemos que el alcoholismo es una enfermedad que no discrimina, afecta a hombres y mujeres, pero enfocándonos a lo femenino, no importa el entorno social o económico.
Comprender y apoyar a una mujer que lucha por reinsertarse en su medio social y que reconoce su problema, nos permite ampliar el círculo de apoyo para dar un paso hacia una sociedad más funcional y humana. Los invito a ser parte de la solución, como amigos, familiares o miembros de una comunidad donde nuestro apoyo es vital para sacar a esas adolescentes, jóvenes o adultas que se encuentran atrapadas en el alcoholismo, trabajemos por recursos y espacios seguros para que las mujeres puedan recibir el apoyo que necesitan.
Gracias por leerme
Lic. en psicología clínica, maestría en psicoterapia, maestría en neurociencias entre otros.
Psicoterapeuta Rosa María Ortiz Prado.
