Fotografía: Socialmente
Este fin de semana, la calidez de una mañana especial reunió a familiares y amigos para celebrar los 94 años de vida de la señora Consuelo Gómez, mujer cuya historia ha sido un faro de amor, trabajo y enseñanzas para quienes han tenido el privilegio de caminar a su lado.
Rodeada del cariño de su familia, su hijo José Luis Pinacho Gómez y su nuera Aurora Arieta Parada organizaron un desayuno en su honor. El encuentro no sólo conmemoró su cumpleaños, sino también la riqueza de su legado: una vida guiada por los valores de la sencillez, la generosidad y el profundo amor por los suyos.
A lo largo de casi un siglo, Consuelo ha sido testigo de grandes transformaciones en el mundo, pero su esencia ha permanecido firme: la de una mujer fuerte, sabia y profundamente humana. Ha formado generaciones con palabras y con el ejemplo cotidiano de entrega, cuidado y constancia.
Las anécdotas compartidas en la mesa, las risas que llenaron el espacio y las miradas llenas de gratitud, fueron testimonio vivo de la huella que ha dejado en cada corazón. Porque celebrar a Consuelo es celebrar la vida misma, esa que se construye día a día con cariño, paciencia y convicciones firmes.
Hoy, su familia se une para agradecerle por su luz, por sus enseñanzas y por ser el pilar que ha sostenido una historia llena de amor. En cada uno de sus 94 años se encuentra una lección, y en cada abrazo recibido, la promesa de que su ejemplo seguirá floreciendo por muchas generaciones más.








