¿Ya decidiste soltar y avanzar? 

Por: Carime Kuri Fierros

Bueno, estamos por terminar un año más y sabemos que el nuevo año va con una carga de buenos deseos, buenas intenciones, rituales, creencias y planes pero, cómo se puede iniciar un nuevo año sin cerrar ciclos, soltar pendientes no sólo de este año que termina, quizás de toda la vida e incluso, con ancestros que no conociste pero mantienen lealtades o más aún, pendientes y karmas de vidas pasadas.

Empecemos por el inicio, hoy te conoces y sabes quién eres en conciencia , haciendo examen de introspección, reconociendo qué es lo que vienes arrastrando, qué es lo que te cuesta trabajo soltar y dónde está la herida.

Debes de tener claro cómo te sientes contigo mismo, con familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y en general, con todo aquel que se atraviesa en tu camino. Es observándote cómo enjuicias, de qué manera te aceptas y  qué sientes cuando oyes hablar de otra persona. Aprender a leer tus emociones y a escuchar tu cuerpo, es el mejor examen que te puedes autoaplicar.

¿Cómo llevarlo a cabo? Es relativamente sencillo, y digo relativamente, porque si te  distraes con tanto ruido mental, lo más seguro es que no estés atento a las señales. Enfócate en tus emociones cuando esa persona que te lastimó aparece y tu organismo reacciona:

Estómago revuelto y/o diarrea. Posiblemente quieras estallar o pelear, lo que en verdad hay en el fondo es miedo.

Dolor de cabeza. Te está indicando que esa persona ejerce un rol de autoridad que te genera molestia, puede ser el abuelo, tu padre, una hermana mayor, la tía o  tu jefe; estás lidiando con la autoridad y eso es conflicto.

Dolor de rodillas. Tu orgullo y tu ego son tan altos, que te crees tan superior a esa persona que te falta humildad.

Fiebre. La ira salta ante tal persona o situación, creíste que ya la habías superado; el miedo también se asoma.

La ansiedad aparece y te observas comiendo productos azucarados, checa la relación con mamá o la figura que te represente el amor, seguro ahí hay un vacío. Si estás consumiendo alimentos salados, revisa al padre o quién es tu figura paterna, estamos hablando de la culpa.

El miedo es quién sostiene a la ira, la rabia, el coraje, el odio, la venganza, el resentimiento, la indiferencia, la soberbia, el orgullo, etc.

La culpa se encarga de la tristeza, la ansiedad, el desamor, la desesperanza, la depresión, la apatía, la pérdida de la ilusión, las ganas de vivir, etc.

Estas y más emociones aparecerán, y si no las miras y las sanas desde lo más simple, hablando con la persona, auto perdonándote, realizando ejercicios para soltar o acudiendo a una terapia, muy posiblemente estés dañando algún órgano o cualquier cambio en tu estructura química del cuerpo que terminarán en una enfermedad.

Corta lealtades con familiares vivos que cargas, con los que te han relacionado que no conociste, y si llevas el nombre de alguien, hónralo  y libérate. Transita tu Navidad e inicia tu año nuevo, soltando y avanzando.

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