Resiliencia 

Por: Carime Kuri Fierros 

Entendiéndose por resiliencia, como una cualidad extraordinaria que se manifiesta en la capacidad de enfrentar adversidades, superar desafíos y aprender y crecer a partir de las experiencias difíciles. Se puede comprender como un músculo emocional que se fortalece con la superación de obstáculos. Ante las dificultades, las personas que no se rinden y que incluso encuentran recursos internos para adaptarse, sanear y seguir adelante, se les considera resilientes; ello no implica que siendo resiliente no se sienta el dolor o el sufrimiento, es saber manejar y sobrellevar esos momentos de valentía. 

La actitud, la mentalidad y la personalidad son claves de la resiliencia. Quienes son resilientes tienden a ver los desafíos como oportunidades para aprender y mejorar. Generalmente se apoyan en una red de relaciones internas, buscan soluciones creativas y mantienen una perspectiva positiva, incluso en medio de la adversidad. 

La resiliencia es un proceso continuo de adaptación y crecimiento, recordando que, aunque las circunstancias sean difíciles, siempre hay una mano amiga, siempre hay una luz al final del túnel y la posibilidad de un renacimiento emocional. Al manejar la resiliencia, no sólo se construye una capacidad para afrontar las tormentas de la vida, sino también se fomenta el desarrollo personal. 

Pérdida de la estabilidad financiera: Si la persona pierde su estabilidad financiera y encuentra la manera y la fortaleza para adaptarse, ya sea por medio de aprender nuevas tácticas y/o hacer uso de habilidades dormidas y con ello logra no sólo la aceptación si no logran continuar adelante, es sin duda una persona resiliente. 

Pérdida de la salud: Aquellas personas que, ante un diagnóstico médico poco alentador, y un panorama agobiante encuentran el optimismo y con su determinación, logran recuperarse y además se permiten crecer emocionalmente frente a sus desafíos, son personas resilientes. 

Pérdida de un ser querido: La resiliencia ante la muerte se da cuando la persona procesa el dolor y encuentra en sí la fortaleza para reconstruir su vida. La aceptación como ingrediente principal aplica para adaptarse a la ausencia, buscar ayuda emocional, organizar sus prioridades y al tiempo encuentran el sentido para renovar su vida. Aquí se observa la resiliencia cuando los cambios dan la enseñanza para vivir a partir de la pérdida y encuentran formas saludables para afrontar el duelo. 

La fragilidad o la incapacidad para adaptarse eficazmente a los desafíos o a las adversidades, serían las acciones opuestas a la resiliencia. Una persona frágil, puede quebrarse fácilmente ante la presión que se crece cuando se encuentra en una crisis, frente a un desafío o siente que no encuentra las formas para soportar tanto dolor, al sentirse incapacitada, no puede encontrar dentro de sí los recursos para afrontar, recuperarse o sobreponerse ante la adversidad que enfrenta.

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