¿Qué pasa con nuestras emociones?

En la nueva normalidad ¿Qué pasa con nuestras emociones?

Por Dra. Rosa Ma. Ortíz Prado. Ante este problema pandémico aún sin solución (o en vías de solución) y por la necesidad del movimiento económico a nivel internacional, los seres humanos tenemos que incorporarnos a una nueva forma de vida, a una “nueva normalidad”, donde el único recurso con el que contamos, es nuestra propia capacidad de autocuidado.

Emocionalmente, la resiliencia, que como seres humanos presentamos ante la adversidad, es enorme. A lo largo de la historia hemos salido avantes de un sin número de eventos por conflictos bélicos, aspectos biológicos, evolutivos, patológicos, cambios glaciares, atmosféricos, medioambientales y muchas crisis más a las que hemos respondido adaptándonos y buscando soluciones.

Sin embargo, se dice que jamás había existido una pandemia de la magnitud que estamos viviendo y aún, sentimos que las soluciones se ven lejos. Esto puede estar generando una fuerte ansiedad y alteraciones en el campo de la conducta como: trastornos del sueño, trastornos alimentarios, depresión, cuadros de ansiedad, angustia, somatizaciones, crisis de pánico,  reacciones severas en el control de impulsos, suicidios, incremento en la violencia intrafamiliar, incremento en la violencia de género, incremento en la violencia al menor que, aunque eran manifestaciones que existían desde antes de la pandemia, han aumentado por las limitaciones económicas, el confinamiento, la dificultad para encontrar servicio médico y la intoxicación, producto del exceso de información desde múltiples perspectivas, entre otras.

El futuro siempre ha sido incierto, sin embargo, el enfrentamiento ante un evento desconocido y letal, agudiza la percepción de la muerte posible, sobre todo, cuando el cerco se va cerrando, cuando deja de ser sólo un número y ocurre en nuestro entorno cercano; nuestra cognición se encuentra saturada y nuestro cuerpo se encuentra bajo un alto estrés. Podemos entonces responder de una manera primaria, parecida a lo de los mamíferos inferiores, enojándonos mucho con las circunstancias, desencadenando reacciones de ira y defensa o intentar huir, fugándonos en la televisión, en el alimento excesivo, en el sueño diurno prolongado y en las redes sociales, por poner ejemplos.

La respuesta adaptativa por presión, por ejemplo, en los niños que tienen que aprender a recibir clases en línea, se ve seriamente afectada por el entorno; de la misma manera sucede en los adultos ante circunstancias que nos es muy difícil manejar; aquí es importante recibir ayuda en el plano psicológico, para poder incrementar la respuesta resiliente, ya que como decía Victor Frankl “la esperanza nos mueve hacia la búsqueda de un sentido existencial”; en la Segunda Guerra Mundial (la más cruenta de las guerras vivida por nosotros como humanidad) se dio un fenómeno específico en los sobrevivientes, estudios posteriores demostraron que la gente que logró sobrevivir, fue porque logró adaptarse a los horrores de la guerra y de los campos de concentración.

Estas personas tenían una característica en común: pensar en que llegaría un futuro diferente, que podrían volver a vivir como vivían antes de la guerra, que la vida más adelante podría regresar a la normalidad y esto, lo lograban recordando etapas previas de su vida donde fueron felices y vivían una vida normal.

A veces pareciera que estamos en el límite de nuestra resistencia, sin embargo, todo lo antes mencionado no ha logrado desaparecernos como especie, confiemos en nuestra capacidad resolutiva, confiemos en la ciencia, confiemos en nuestra resiliencia, cuidémonos de manera responsable y pensemos en un futuro, donde podremos alcanzar nuestras metas.

Algunas recomendaciones que puedo darte de manera general para trabajar la resiliencia son:

  1. Evita ver esta crisis como algo insuperable
  2. Construye metas a corto y mediano plazo, trabájalas
  3. Cuida de ti mismo
  4. Recuerda quiénes forman parte de tu red de apoyo
  5. Pide ayuda si la necesitas
  6. Practica la compasión con otros y contigo mismo

Quizá no podamos regresar a la normalidad conocida, pero sabemos que, poniendo nuestros esfuerzos conjuntos como humanidad, el futuro podría ser mejor.

Gracias

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