Roberto Villagrán Torres y Romina Silva Espejo
La sal es un recurso que ha acompañado la historia de la humanidad desde hace más de 4,000 años. En México, la sal era muy valorada por las culturas de origen mesoamericano como la Maya; por ejemplo, la utilizaban como medicina para realizar rituales y conservar alimentos, por lo que era un elemento principal para la sociedad y una importante pieza en el comercio de las ciudades mayas.
La ciudad maya de Xcambó, a 60 km de Mérida, Yucatán, fue el sitio más importante de la zona por su gran extracción, almacenamiento y comercio de sal, gracias a que se poseían extensas áreas de salineras construidas en el humedal que se encuentra junto a la ciudad. Hasta hoy, estas salineras siguen produciendo sal y son atendidas por comunitarios herederos de esta actividad económica y del territorio.
Una salinera es un sitio diseñado para resguardar agua y extraer la sal cuando el agua se evapore. Las costas de Yucatán se inundan periódicamente por las mareas del océano y crea bosques de manglar y charcas inundadas que concentran mucha biodiversidad de especies animales y vegetales pero que pierde el agua, en las temporadas secas del año.
Desde hace miles de años, los mayas han extraído la sal de esas aguas cargadas de nutrientes y han comerciado con ella. La extracción de sal de mar en salineras es un ejemplo de comercio sustentable, ya que representa un ingreso alternativo periódico para las comunidades costeras y genera pocos impactos al medio ambiente, debido a que se basa en un proceso natural y son sitios muy susceptibles a la erosión por el paso del agua; con el tiempo, el agua los desaparece y el área se reintegra al ecosistema.
Además de ser fuente de sal, las salinas son muy atractivas para el turismo porque toman colores hermosos por la sal y los microorganismos que habitan en el charco de agua. Son excelentes lugares para visitar, conocer, tomar fotografías, probar y comprar la sal producida ahí; muchas personas afirman sentirse mejor cuando sustituyen la típica sal refinada de mesa por la sal marina de salinera.
En la actualidad, el consumo de sal extraída de manera artesanal en salineras ha sido sustituido por botes de sal refinada dañinos para la salud y sin las propiedades nutritivas de la sal de mar. En consecuencia, las salineras de Xcambó han ido disminuyendo sus ventas, sin embargo, la actividad se ha conservado con el paso de los años y se pronostican perspectivas para el comercio de la sal en Yucatán.
Adoptar costumbres de consumo enfocados en productos nutritivos y sin impactos al ecosistema, es una manera responsable de enfrentarse a la crisis ambiental, de salud y de consumo que enfrentamos en la actualidad.