“Y nadie lo buscaba y nadie lo planeo así; en el destino estaba, que fueras para mí; y nadie lo apostaba, a que yo fuera tan feliz, pero cupido se apiadó de mí…” “Amor del Bueno” (Reyli Barba)



Ciudad de México, sitio donde a pesar de que convergen miles de almas, el destino tenía claramente trazado que Amparo y Arturo se encontrarían para unirse de por vida y, aunque ella fuera de Guadalajara y él de Oaxaca, Dios y el universo sabían que la distancia era nada, porque ésta era la vida donde ellos se encontrarían y jurarían amor eterno.
La comunicación, el amor propio y el respeto, han sido la base para que su amor funcione; los dos son lo suficientemente adultos, maduros y adaptables, por ello han logrado hacer fructificar de manera positiva, su sentir.
El camino que tienen por trazar juntos en esta vida es inmenso, lleno de alegría y enseñanzas pero sobre todo, están el uno con el otro para acompañarse y descubrirse cada día más, para amar y admirar las virtudes y defectos que el otro tiene. Pero más allá de todo, están para lograr ser uno mismo, sin perder su individualidad. Con ello, después de un tiempo de vivir juntos e incluso, ya teniendo a su bebé, decidieron unir sus vidas en matrimonio y recibir la bendición de Dios pues ambos son personas de fe. La Boda Civil se realizó en Casa Morales (Taller Gráfico “La Máquina”) donde se dieron cita familiares y amistades.


Durante la celebración religiosa llevaron a cabo también el bautizo de su pequeño hijo Máximo; sus padrinos fueron: Arturo Peimbert y Ana Katiria Suárez; y Carlos Salas del Riviero y Natalia Romero Irigaray, quienes acompañarán en el camino de la vida al pequeño. Este momento tan importante siempre será recordado por la ahora ya familia, quienes sellaron de forma más grande su amor ante la presentación de su hijo con Dios.






El Patio el Huaje y el Jardín Etnobotánico, envolvieron a través de su magia verde y la diversidad de especies de plantas, el enlace matrimonial de Amparo y Arturo; acompañados de sus padres María Santos Calvo Arroyo, por parte del novio y Genaro Pérez de la Vega Rodríguez por parte de la novia, de sus padrinos, hijos, familiares y amigos.
Un momento espectacular de su boda, fue la sorpresa que organizó Arturo para su esposa, con la ayuda de su compadre y amigo Arturo Peimbert y Reyli Barba (gran amigo de ellos).


Amparo y Arturo siempre supieron que “Amor del Bueno” era su canción y esa noche, con el Jardín Etnobotánico de escenario, bailaron su melodía; todo con una gran sobre dosis de amor del bueno.
La decoración del Patio el Huaje para celebrar su boda, estuvo a cargo de Carlos Guzmán, quien únicamente, a través de conocer los colores que Amparo quería, creó la mejor atmósfera para la pareja de enamorados, esto con ayuda de su equipo, conformado por Alex Mireles y Arqsa Eventos.
Por su parte, Vero Vivas, fue su Wedding Planner, quien le dio la belleza y la magia a cada elemento que la celebración requería. El banquete lo realizó el restaurante “Catedral” en coordinación de su directora general Martina Escobar Montero.


Flores y pedrería blanca crearon y entallaron el cuerpo de Amparo; vestido majestuoso, el cual estuvo a cargo del Diseñador Alberto Rodríguez de Guadalajara, quien además, diseñó el vestido de la hija de Amparo.
Por su parte, el maquillaje lo realizaron los maquillistas Adrián Ríos y Manuel Ramos, quienes la hicieron lucir espectacular.
Además contaron con la intervención musical de Matute, la cual seleccionaron debido a que la mayoría tiene más de 30 años de edad; también estuvo el artista Alberto Barros, gran maestro de la salsa y la cumbia colombiana, la cual puso a bailar a todos los invitados; y por supuesto la gran orquesta de León no pudo faltar.
La celebración de amor culminó con un tradicional recalentado el día domingo, bajo la temática istmeña y el show de “Chuponcito”.
Amparo y Arturo, ustedes ya ganaron: porque un día en la búsqueda de la felicidad, descubren a su pareja a su lado y se dan cuenta de que ha sido la felicidad la que ha venido a buscarlos.

